Torrijas ¿Y tú, eres de vino o de leche?
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Confitería La Campana de Sevilla |
En contra de lo que muchos piensan, no hay una frontera claramente delimitada entre las torrijas empapadas en leche, madrileñas, y las que se empapan con vino dulce, Sevilla. Damos un salto en el tiempo y del reputado Apicius nos venimos al reciente siglo XX para beber, comer sería en esta ocasión más preciso, de las fuentes del maestro, Juan Carlos Alonso, que nos habla, para nuestra tierra, de las reputadas torrijas de Carmona, lean la receta: Se colocan en una fuente rebanadas de pan <<asentao>>; mejor de molde. Se empapan de leche, hervida con corteza de limón, azúcar y coñac. Se dejan reposar. Se rebozan en huevo batido y se fríen. Se las espolvorea canela y se bañan en miel. En mi casa de Triana, con madre y abuela en la cocina, se hacían remojadas en vino en vez de leche. Si se quiere dar el toque definitivo de sevillanía, en vez de rebajar la miel con un poco de agua, hacedlo con el zumo de media naranja. Yo creo que lo mejor es comer de todas.
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Torrija del Hotel Santo Mauro de Madrid |
La torrija en los últimos años, ha pasado de los fogones
caseros a la carta de postres de los bares. Estos, sobre todos los más
modernitos, experimentan con diversas recetas, como por ejemplo usar pan brioche o, casi siempre, añadirle un
poco de helado, de turrón o vainilla son los más habituales, aunque no sé yo si
torrijas todo el año le quita su gracia al tema. Por supuesto, las podéis comprar
en las confiterías de la ciudad o, mejor aún, en los conventos, pues la
repostería monacal de nuestras monjas es calidad suprema. Ahora, que si tenéis
una madre que las borde no hay más que hablar, suyas son.
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