Hotel Los Seises, bellos paraísos ocultos

Sevilla, ciudad milenaria y bella, como muchas ciudades históricas del mundo, esconde rincones maravillosos y ocultos que a veces pasan desapercibidos para el paseante no atento, a no ser que alguien te ponga en la pista. La calle Segovia es estrecha, muy cercana a la Catedral, en la parte trasera del Palacio Arzobispal. Un callejón nos lleva a la entrada del Hotel Los Seises, un remanso de paz que nos ofrece varios espacios en su histórico edificio, para el disfrute de nuestros sentidos.

Después de ciertas remodelaciones decorativas, “no le toques ya más, que así es la rosa”, y algunos nuevos planteamientos gastronómicos, Los Seises conforma una mezcla única para el relax, el disfrute, el aislamiento del estrés del mundo actual y, como guinda al pastel, una azotea-terraza con la Giralda como muy cercano fondo, para tomar un cóctel o un combinado de trago largo, bajo el cielo nocturno de Sevilla. Abajo, nada más entrar, un cóctel a base de Jerez, Coctelería Pura Vida Terraza

No se escatimaron recursos en la presentación del pasado 22 de Marzo a la prensa. Tuve la ocasión de saludar a Florencio Sanchidrian, un poeta del corte de jamón, que nos interpretó un magnífico solo sobre un jamón ibérico 5 Jotas, que se acompañó con champán, Laurent Perrier. La cosa no podía comenzar mejor.

La comida se anunciaba como un cuatro manos, donde al chef residente del hotel le acompañó el madrileño, Andrés Madrigal, jefe de cocina del restaurante La Única Madrid. Magníficos aperitivos, unos muy ricos Soldaditos de pavía, alioli y salmorejo. Peculiar el Chicharrón de Cádiz con salsa tonatto. Un tanto salados y duros los garbanzos del Guiso de pedrosillanos con jardón de foie gras de pato caliente. Denso y sabroso el Pulpo al ajillo sobre patata revolcona y cebolletas moradas.

Como platos de La Única, un fresco y sabroso, Ceviche de lubina, tomate de árbol, maracuyá, coco y aguacate tatemado. No me gustó el Cochinillo de Sepúlveda, ribeteado con pibil, guacamole y xinipec, un tanto vulgar y salado. Muy bueno el postre, Tarta inversa de queso, crema de maíz y helado de vainilla de Veracruz.

Diego y Hugo Ortega, pusieron sus vinos de Bodegas Alta Pavina para el menú, su rosado, ligero y fresco. Y los tintos, el 6 meses y el Citius. Todos 100% Pinot Noir. Para el postre, Moscatel Williams.

Todo ello bajo la luz del cielo celeste de Sevilla, tamizada por los naranjos florecidos de azahar que envolvían el patio comedor de la fragancia cuaresmal sevillana, no digo más.

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