Nueva y bonita casa para el restaurante Cal Viva

Leo Ramos, tras traspasar su coqueto restaurante en el barrio de Los Remedios de la capital sevillana y pasar un tiempo fuera de Andalucía, volvió a su tierra y decidió, creo que con valentía y riesgo por la apuesta, abrir un nuevo restaurante en su localidad natal, el sevillano pueblo de Morón de la Frontera.

Dicho restaurante se traslada recientemente a una nueva sede, en otro giro que también puede parecer arriesgado, localizarlo en el entorno de un polígono industrial. Toda duda se disipa al entrar en Cal Viva, Restaurante – Enoteca

Un espacio amplio, elegante, con una cocina vista, desahogada, un salón cómodo, un reservado lleno de arte, con las fotografías de Manuel Gil, Director del Museo de la Cal local y, en todo el espacio, las originales piezas cerámicas realizadas con cal y estuco. 

Una enoteca a la vista nos habla del interés de la casa por el mundo del vino, de hecho, tanto el mismo Leo Ramos, como el jefe de sala y también sumiller de origen limeño, Julio Domínguez, son profesionales formados en el mundo del vino, de ahí las originales etiquetas que podemos encontrar en su bodega y la intención de poner en marcha un club de vinos con selecciones mensuales tematizadas.


Bonitos platos y buenas copas de la firma Schott – Zwiesel  visten las mesas y nos sirven para disfrutar el menú degustación que nos ofrece Cal Viva, “Omakase Homenaje” lo llaman, o sea, lo que quiera el chef, escrito en el buen sentido, platos de la semana elaborados con productos de temporada y mercado. Los fuera de carta son norma.

Para acompañar los platos, Julio nos sirvió unos vinos originales, donde recorrió blancos del Marco de Jerez distintos, palominos sin encabezar, blancos de pasto… alguna excentricidad, como un blanco de Sauvignon Gris de Burdeos, un muy ligero tinto de Manto Negro y Syrah mallorquín, Tanuki Bob Negre 2020 o un vino local, Perotonar, un solera sin encabezar de crianza oxidativa.

Tras un aperitivo con aceite de oliva virgen extra, una potente Hojiblanca de Montellano (Sevilla), el chef se abre de capa con una excepcional Sardina ahumada, gazpachuelo de sus raspas sobre brioche que se termina con llama de soplete, potente y suave a la vez, muy rica. Un homenaje a la madre de Leo, su interpretación de la receta materna de paté de cerdo, un sabroso Paté de Campaña. Palabras mayores, aliño perfecto, El aliño de tomate de Cal Viva con ventresca de atún rojo, tomates rosas y corazón de buey, la ventresca confitada acompaña pero no se echaría de menos. En estos primeros compases un plato que considero fallido, la Hueva de bacalao en dos cocciones sobre crema de berenjena al carbón, y aquí está precisamente el problema, en el carbón que se come el plato con sabores ahumados demasiado potentes. 

Digamos que comienza la segunda parte del menú: Puntillitas encebolladas, muy ricas si apartas la cebolla y el aceite residual. Arroz meloso de tagarninas y langostino, siempre se agradece un rico arroz con los granos en su punto y un fondo bien fundamentado. Pero para fondo bien fundamentado el del Morrillo de atún encebollado con judiones, estos suaves y sabrosísimos. Otro guiso, Manitas con garbanzos, gelatinosas manitas, muy limpias de textura, garbanzos pequeños magníficos, todo muy bien animado por unos trocitos de piparra. 

Terminamos con dos postres, unas muy ricas Gachas de naranjas, con un muy agradable y refrescante punto cítrico. Y una muy rica Tarta de queso e higos, muy buen  colofón que un servidor acompañó con una copa de brandy de Jerez. Merece la pena el viaje.

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