Periodismo y vinos de Ribera del Duero en Fundación Cajasol


El patio de la sede de Fundación Cajasol de Sevilla, acogió la movida noche del jueves, 1 de Junio, lo digo por las celebraciones varias que había en la ciudad, la presentación del libro del periodista vallisoletano, José F. Peláez, “Ya estoy escrito” (Península, 2023) agudo título para un libro de recopilaciones del articulista hoy en las filas del diario ABC, organizador de mensuales actos dentro de su Aula de Cultura.

Lo peculiar de la presentación es que en su segunda parte contó con la presencia de Iván y Belén Sanz Cid, bodegueros de Ribera del Duero, amigos del autor de la noche, que nos presentaron algunos de sus vinos de la bodega familiar, Dehesa de los Canónigos.

Tres vinos el primero de los cuales es un rosado que se presentaba por primera vez en Sevilla. Está bien que después que uno lleve veinte años defendiendo este tipo de vinos, al fin vayan calando entre los aficionados. Luzianilla 2021 es un “clarete” típico de la zona vallisoletana, elaborado con tinta Tempranillo y blanca Albillo Mayor. De un bonito color fresa pálido, limpio y brillante, en nariz es algo plano. En boca es un vino sabroso, fresco, con fruta roja y cierta cremosidad dada por sus ocho meses de crianza en barricas de roble francés. 

Dehesa de los Canónigos 15 meses 2020 quizás sea el buque insignia de la bodega, un crianza de buen cuerpo que quiere guardar, como comentaba su enóloga, Belén Sanz, las esencias clásicas que han hecho de los vinos de Ribera de Duero lo que son hoy. Base mayoritaria de Tempranillo, con pequeños aportes de Merlot y Cabernet Sauvignon, con ese paso de más de un año por barricas de roble americano. Bonita capa cereza intensa con borde rubí. En nariz cierta nota licorosa que recuerda las guindas en aguardiente, tostados suaves de maderas elegantes y cremosas. Con frescor a la vez que un cuerpo amplio que aún debe redondearse.

El gran vino de la noche fue sin duda el Solideo Reserva 2018. Entre las viejas viñas de Tempranillo alguna cepa blanca de Albillo, cuyas uvas se mezclan en la elaboración para, con menos de un 3%, dar una nota refrescante a un vino muy serio, con cuerpo y tremenda elegancia, este sí, muy redondo, con plenitud en la boca, donde deja un grato y muy largo recuerdo, pleno, armónico y elegante. Un mínimo de 36 meses en barricas, 18 de ellos en roble francés.

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