En el 80 cumpleaños de José Luis Garci

Probablemente una de las cosas más gratificantes para un autor, sea este escritor o director de cine, en nuestro protagonista de hoy se dan con fortuna ambos ámbitos creativos, es que alguno de sus títulos o frases de sus obras pasen al acervo popular como recurso lingüístico perdiendo incluso, en un momento dado y como señalaría el gran Manuel Machado, memoria de su autoría.

Eso le ha pasado a José Luis Garci con el título, y el concepto, de su primer largometraje: ‘Asignatura pendiente’ (1977) que ha pasado a ser una frase popular para designar, principalmente, el reencuentro de una pareja que en su día no culminó sexualmente su relación y años después resuelven ese asunto que quedó irresoluto.

No se puede comenzar mejor una carrera cinematográfica, convirtiendo su opera prima en una mítica película de la Transición. Siempre me pareció que Fiorela Faltoyano era mucha mujer para el tirillas de Pepe Sacristán, con esa pinta de tramitador de siniestros de mutua de seguros que tenía el gran actor español. 

La carrera cinematográfica de Garci podríamos decir que es paralela, pero la otra cara de la moneda, de Pedro Almodóvar, casi diría que el primero es como un baile en el Ritz y el segundo como una verbena popular de barrio. Uno la sensibilidad y la elegancia, la escuela del Hollywood dorado, el otro el histrionismo gay de la movida de los 80. Pero no comparemos, aunque sean los dos directores españoles que han ganado el Óscar a la Mejor Película Extranjera, Garci el primero, con ‘Volver a empezar’ (1982). Ya sé que el primero fue el aragonés Luis Buñuel, pero su película ganadora ‘El discreto encanto de la burguesía’ (1972) competía por Francia.

A José Luis Garci le tengo un cariño especial por varios motivos, naturalmente por sus magníficas películas, también por su marginación actual de ese mundo endogámico y excluyente del cine progre español y, también, por ser un asturiano del Sporting y del Real Madrid, que es un poco como ser bético de los antiguos, de aquel Betis que tocó el fondo de la Tercera y vivía entre Primera y Segunda División del futbol español.

El mundo de Garci me recuerda a esas ‘Historias del Savoy’ que me deleitaban en Onda Cero con la autoría e inconfundible voz de José Luis Alvite, que mascaba esos fogonazos de cine negro, de matones con abrigo largo y sombrero Fedora, de vestuarios y gimnasios con olor a sudor, a linimento y cuero de guantes de boxeo y sacos de arena. Garci bebe del cine negro americano y de las páginas de las novelas de Dashiell Hammett y de Raymond Chandler, que cuajó en esa saga protagonizada por Alfredo Landa (piojo) que fueron ‘El crack’ (1981) y ‘El crack 2’ (1983), culminando años después con ‘El crack cero’ (2019) en la que el actor Carlos Santos mantiene muy bien el tipo frente al recuerdo del extraordinario Landa.

Pero además de su llamada “trilogía de la Transición” y de sus “cracks”, Garci ha realizado verdaderos monumentos cinematográficos a los que podríamos poner la vitola de grandes clásicos del cine, películas que huelen a cine de toda la vida, de grandes historias, de grandes actores, de puestas en escenas impecables, un conjunto inmenso de buen cine. Ahí tenemos películas como ‘El Abuelo’ (1998) o ese fresco coral del Madrid de posguerra que es ‘Tiovivo c. 1950’ (2004).

Relatos, guiones, artículos, libros sobre deporte, cócteles en el cine y mucho más, conforman también una muy interesante carrera literaria. También es estimable su carrera televisiva como `director presentador de joyas como el programa “¡Qué grande es el cine!” emitido en la 2 de TVE entre 1995 y 2005, emitiéndose actualmente un programa similar en 13 TV con el título de “Classics”. Además podemos escucharlo en esa magnífica tertulia cinematográfica de esRadio: “Cowboys de Medianoche”, con miles de seguidores cada semana y 25 años de historia, con la conducción de Luis Herrero y, como contertulios habituales, Luis Alberto de Cuenca, Inocencio Arias y Eduardo Torres Dulce.

El 20 de Enero, festividad de San Sebastián, José Luis Garci ha cumplido unos magníficos 80 años. Él, en su bonhomía, se siente agradecido por todos los reconocimientos recibidos a lo largo de su carrera: Óscar, Goya, Emmy (por ‘La cabina’), entre otros. Nosotros le agradecemos a él todo lo bueno que nos ha ofrecido con su maravillosa creatividad.

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