Richard Serra, la materia contemporánea
Creando construcciones de gran tamaño, Richard Serra pertenece a ese grupo de artistas cuyas obras salen de las galerías y museos para integrarse en los paisajes, urbanos o rurales, para los que son creadas, según él, pensadas por el artista, pues es éste el que decide cuál es la interrelación de la obra con el entorno y, por tanto, su ubicación. Obras a la intemperie que sufren los efectos de la climatología, del paso del tiempo, del manoseo de los humanos que pueden pasear entre ellas y tocarlas. Quizás una posible metáfora del mundo contemporáneo, del desgaste natural pero también del efecto de la obra del hombre sobre las cosas.
Geometría, volumen, curvas y rectas, materia contundente que
nos altera el paisaje y nos provoca caminar alrededor, incluso por dentro de
algunas de sus obras, que envuelven el espacio, el aire, al espectador que
deambula entre ellas, puede que abrumado por estar rodeado del silencio y del
peso del metal oscuro alrededor.
Un arte inviable sin la industria moderna. Los altos hornos,
las grúas, la capacidad del transporte de materiales pesados y voluminosos, el
trabajo manual del operario. Todo ello sin un fin práctico más allá, nada más y
nada menos, de la intelectualización que conlleva la acción artística, algo
fundamental que nos caracteriza como seres humanos, inteligentes y capaces de
pensar sobre lo abstracto.
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