Catamos los vinos de Dominio de Montelahorra (D. O. Ribera del Duero)

Una sesión más de las interesantes catas que organiza la Asociación Sevillana de Sommeliers. Esta vez en uno de los comedores de la planta alta del bar restaurante La Excusa Perfecta, el nuevo espacio de Ramón López de Tejada en el centro de Sevilla, que ha remozado el local que regentó durante décadas, con gran éxito hasta su jubilación, nuestro querido, Enrique Becerra.

Pues allí nos dimos cita para probar los vinos de Dominio de Montelahorra de la mano de su Director Comercial, Julio Carro, que nos demostró a lo largo de toda la cata, sus conocimientos del mundo del vino, ilustrándonos sobre las particularidades de los que se trajo de La Horra (Burgos) una localidad que forma junto con otros municipios de la comarca burgalesa, una de las concentraciones de viñedos más interesantes de la D. O. Ribera de Duero

El desarrollo socio económico tras la dura posguerra española, propició no solo el crecimiento de la industria, con un importante desplazamiento poblacional hacia las ciudades de quienes formarían luego la nueva clase media, sino que también significó en el campo una cierta reforma agrícola que vio nacer, a finales de los 50 y principios de los años 60, grandes cooperativas que, naturalmente, también surgieron en el ámbito vitivinícola. Una de ellas fue la Sociedad Cooperativa Virgen de la Asunción en La Horra en 1957, origen de lo que hoy ha pasado a ser una sociedad anónima con el nombre de Dominio de Montelahorra, con más de cuarenta socios, familias que quedan en la bodega de aquellas más de cien que la fundaron. Siendo una de las doce bodegas que en 1982 dieron origen a la hoy muy prestigiosa Denominación de Origen Ribera del Duero.

Uno de los mayores valores de esta bodega es la alta proporción de viñedos viejos que controlan. Centrados en las variedades locales, Tinto Fino y Albillo Mayor para los blancos, sus vinos juegan con la esencia de la Ribera aportando en algunos de ellos esa nueva visión de vinos más sedosos y elegantes, que es tendencia en las bodegas punteras de la zona. Seis fueron los vinos catados, un blanco y cinco tintos, donde pudimos apreciar como la diversidad de suelos influye en los matices desarrollados por las uvas y, por tanto, luego en los vinos elaborados.

Comenzamos con El Secreto de María Albillo Mayor 2023, un blanco fermentado en barrica que nos expresó lo que la variedad lleva dentro, con una buena acidez y un elegante paso de boca. Con la misma marca probamos el primer tinto, El Secreto de María 2020, un 100% Tinto Fino, como todos los de la bodega, que ha recibido una crianza de 14 meses en barricas de roble francés y americano, con una agradable nariz de frutos rojos maduros con leves atisbos minerales y especiados. La frescura marca de la casa y vida por delante.

De un viñedo con cantos rodados en el suelo vienen las uvas con las que se elabora El Corazón de la Tierra 2019, cepas de 1923 y barricas de 500 litros para una crianza de entre 15 y 19 meses. Bonito color granate con borde guinda, nos dejó en nariz (magníficos de aromas todos los vinos) notas minerales, violetas y fruta madura, sorprendiendo algo su ligereza en boca pues se auguraba un mayor cuerpo y estructura. 

El Canto del Ángel 2015 es un tinto elaborado con uvas procedentes de viñedos prefiloxéricos, ya saben, la plaga que asoló el viñedo europeo en el siglo XIX. Crianza de 17 meses en roble francés. Densidad al mover la copa. También con frutas rojas en nariz, esta vez muy maduras, florales (violetas), notas minerales y especias dulces. Este sí con cuerpo en boca, sin perder esa punta de acidez y taninos nobles como sus hermanos, dulces y prometedores.

De entre 80 y 90 años son los viñedos de donde se vendimian las uvas para el Valdezar 2021. Un singular vino que tiene una peculiar elaboración, ya que las uvas con los raspones se depositan enteras en pequeños lagares abiertos donde serán pisadas, para luego ir a barricas de 500 litros de dos o tres años de antigüedad para pasar en ellas unos 24 meses. Un brillante color rojo intenso con borde cereza. Una perfumada nariz con frutas roja y negra muy maduras y también sutiles notas de violetas, minerales y balsámicos. Envolvente y elegante, con cuerpo y frescura también, sus cremosos de la madera están perfectamente integrados. El único de la cata que está en momento perfecto, redondo, largo y elegante. Vinazo.

Por último, el Valdezar 10 años 2015 Gran Reserva. Solo 600 botellas de un vino que pasa 40 meses en barrica y seis años en botelleros antes de salir al mercado. El más oscuro, con una capa color ciruela madura de borde rojizo. Floral y frutal, tiene notas de guinda en licor. Denso, corpulento, con buena acidez y recorrido para años y años. A pesar de su crianza la madera no es protagonista, se limita a subrayar suavemente las notas frutales y campestres del vino, además de elegantes notas especiadas que van aflorando al oxigenarse.

Una gran cata, con muy buenos vinos, perfectamente explicados y en compañía de un buen puñado de amigos de la incasable en su trabajo Asociación Sevillana de Sommeliers, gracias a todos ellos, a La Excusa Perfecta de Ramón y a Bodegas Dominio de Montelahorra.

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