Llama poderosamente la atención la gran nave mudéjar de la iglesia
del Santuario de Consolación de Utrera
(Sevilla). Sus altísimos techos, vestidos con esos magníficos artesonados de
madera y las paredes recubiertas de brillantes azulejos de estirpe trianera.
En tan impresionante lugar se reunió la familia Obando con sus invitados para celebrar el 60
aniversario de la creación de esta
panadería familiar que hoy en día, tiene sus bolsas de picos y regañás en
cientos de establecimientos hosteleros.
Tras el simpático acto religioso, pasamos a las dependencias
del antiguo convento de los Mínimos, donde tuvieron lugar, primero los
discursos de Jaime y Víctor, segunda generación familiar de la empresa, con
palabras sentidas y emotivas. Después los discursos institucionales de las
autoridades presentes, entre ellas el alcalde de Utrera, Francisco de Paula
Jiménez Morales. Especialmente emotiva fue la presentación de un retrato del
fundador, realizado por el artista local, Antonio R. Ledesma, con presencia en
el escenario de los hijos de Francisco Obando y de su viuda, doña Ana Cinta Mauriño.
Previamente, por la mañana, varios grupos de clientes de
Obando, prensa especializada y otros invitados, tuvimos ocasión de visitar la
fábrica de donde salen a diario miles de piezas de sus famosos picos y ragañás,
en sus diversos formatos, algunas novedades, como unas estupendas obleas,
ideales para untar o acompañar los más diversos aperitivos.
Con el homenaje al fundador, Francisco Obando García, flotando en la atmósfera de tan bello
lugar, todos los invitados tuvimos ocasión de disfrutar de unos sabrosos
aperitivos en los puestos instalados en torno del claustro del histórico
edificio. Clientes y amigos de la familia Obando que contribuyeron con sus
magníficos productos a tan exclusiva velada.
Curiosamente termino de redactar estas letras pasando en
tren por la estación de Utrera, camino de Jerez de la Frontera. Qué cosas tiene
la vida.
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