Queirón de Gabriel 2011 (D. O. C. Rioja) Extraordinario tinto de Rioja

En la vega del río Cidacos se encuentra la localidad de Quel, una zona de la Rioja Oriental que tiene tradición vinícola secular. Allí la familia que rige los destinos de las famosas bodegas Ontañón, creó en la segunda década del presente siglo, Bodegas Queirón, elaborando unos vinos que, dentro de su modernidad, siguen las tradiciones elaboradoras, entre ellas el uso de la gravedad que elimina remontes mecánicos, del Barrio de las bodegas de Quel.

Entre los vinos elaborados en la bodega he tenido la feliz ocasión de probar una elaboración excepcional, un tinto creado por el fundador, Gabriel Pérez, que pone los vinos de la Rioja Oriental al nivel de los mejores y más elegantes vinos de la Rioja tanto Alta como Alavesa. Raquel, María, Rubén y Leticia continúan la saga familiar de bodegueros, su padre ya creó en 1985 Bodegas Ontañón, descendiente de viticultores de la zona de generaciones atrás. A los pies de la Sierra de Yerga crecen los viñedos de las variedades autóctonas que se emplean para la elaboración de los diversos vinos de Bodegas Queirón.

De esos vinos catamos Queirón de Gabriel 2011, tinto de uvas Tempranillo y Graciano procedentes, respectivamente, de dos parcelas: La Pasada, a 790 metros de altitud y El Pozo, a 650 metros. Solo elaborado en añadas excepcionales, este vino es el sueño personal de Gabriel Pérez, un vino que intenta reflejar toda la esencia y el alma de los vinos de esta histórica comarca vinícola. Su clasicismo es fruto de fermentaciones suaves y larga crianza, hasta 36 meses de afinamiento en botella tras 24 meses en barricas de grano extrafino de origen francés (70%) y americano (30%).

Un atractivo color rubí intenso de bordes rojizos. Muy aromático en nariz que nos adelanta un gran trabajo de integración entre unos frutos maduros, con frescura, y una madera elegante que subraya la nobleza de este gran vino, que nos da al final notas de especias negras y notas cremosas del roble, vainilla. En boca es suave y envolvente, sin dejar de tener frescura frutal bien integrada con tostados suaves. Al irse abriendo en la copa afloran notas de incienso y se intensifican los tonos especiados. Largo en el paladar, deja un postgusto elegante y sabroso.