De Domínguez, primer acercamiento

Ha sido una cosa de barra rápida, un par de tapas. Pero tenía ganas de probar este nuevo bar restaurante, con espíritu de abacería según declaran, creado por el empresario vallisoletano, Santiago Domínguez y con la gerencia de Javier Padura y Lucas Bernal, los creadores del magnífico Casa Alta de Tomares. El sitio se anuncia como “Barra y Vitrina” resaltando su detalle en las chacinas y las conservas de calidad en la barra de la parte delantera.

Aunque la visita ya he dicho que fue rápida, a un observador atento, con largos años de bagaje gastronómico y hostelero y conociendo a estos dos magníficos cocineros, hay una serie de características que se pueden ya apuntar. Lo primero que salta a la vista es la gustosa ambientación del local: barra de entrada, espacios para sentarse en banquetas altas, otra zona de barra en el interior y, al final, un coqueto comedor con mesas que dan a la calle Real de la Carretería, la entrada está por la calle Antonia Díaz. La ubicación en pleno Arenal, al lado de la plaza de toros de la Maestranza, y rodeado de bares con bastante público a diario, junto con el saber hacer de los directores de De Domínguez, debería ser un éxito a priori, aunque en Sevilla nada de esto está garantizado, como bien saben ya nuestros protagonistas. Se ha optado esta vez por un diseño de carta más convencional, quizás pensando en cierto tipo de turismo y en la dificultad del sevillano para las modernidades. 

Ese clasicismo no está exento de la impronta que ambos cocineros imprimen a sus creaciones culinarias y la materia prima de calidad que suelen utilizar. Fue así en una tapa de bacalao con tomate, que era más bien pisto que tomate, aunque ese cambio no impidió que el platillo estuviese muy sabroso, eso sí, a mi entender le sobraba el hilillo de nata que lo rodeaba, magnífico el lomo blanco de bacalao. La otra tapa que probé fue menos lucida, una especie de tortita patatera con atún y un huevo de codorniz encima de todo, la mezcla no acaba de funcionar además de que un excesivo sabor a hierbabuena lo opaca todo. Ninguna de las dos son baratas.

Tampoco me pareció muy ajustado el precio de la copa de vino, 4 euros por un godello bastante mediocre, mis peores temores se están confirmando, me temo que al ponerse de moda esta variedad de uva, algunas bodegas ya caminan por los mismos senderos que lamentablemente siguieron algunos en Rueda, donde podemos encontrar entre esos “verdejitos” que te ofrecen por todas partes, verdaderas porquerías de vinos aguados y sin alma. No es el caso de este Pandora que está bien, pero no para su precio. La bodega, que no conocía, es también propiedad de Santiago Domínguez, elabora principalmente en Rueda precisamente; Pandora Godello es un vino que nace en la localidad vallisoletana de Nueva Villa de las Torres, zona poco habitual para esa uva. Por cierto que en la bonita cava de vinos climatizada expuesta al público se muestran entre otras etiquetas, algunos de los vinos más caros y prestigiosos de España, supongo que en esa línea de captar “cierto público”.

Por lo demás un atentísimo señor en la barra, se le notan los años de bagaje en el gremio. Ganas de sentarme tranquilamente en el comedor para degustar con más detalle las cosas de este De Domínguez.

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