Restaurantes, Mirador y Balcón de San Diego (Sierra de Cádiz)

Rocío Romero y Diego Guerrero son dos luchadores, dos personas que, encontrándose mutuamente en el devenir de la vida, unieron sus destinos para reinventarse e iniciar una aventura empresarial en la Sierra de Cádiz que, con trabajo y perseverancia está dando sus frutos, recientemente la Guía Repsol ha nombrado al Restaurante Mirador San Diego con un “Solete”. Además, Diego Guerrero acaba de ser seleccionado como finalista del certamen 2023 de Chef Sierra de Cádiz.

Fue terminando el verano de 2019 cuando quedó pendiente, en mi visita a ese increíble paraje de la pedanía de La Muela, el que se puede contemplar mientras se come o se toma una copa en la terraza del Mirador San Diego, un cordero que Diego quería que probara. Aquella fue una comida para recordar, por los sabores desplegados sobre la mesa y por la compañía. La pandemia truncó una vuelta próxima a aquellas fechas y ha sido ahora cuando he regresado para, no solo probar el cordero del chef, sino también visitar el restaurante del que se hicieron cargo, hará ahora un par de años, en el camping de la cercana localidad de Olvera. 

El Balcón de San Diego muestra una carta más adaptada a un público amplio, con excelentes fritos, probamos unos magníficos chocos y unos sabrosos boquerones. Carnes ibéricas o un variado de quesos donde, por supuesto, están presentes los extraordinarios quesos de la sierra gaditana. Al igual que Mirador San Diego de La Muela, distante uno de otro unos 10 kilómetros, las vistas desde su terraza son alucinantes, la sierra, el pueblo de Olvera al fondo, aire libre y una sensación de relax que acompaña a un servicio extraordinario.

Y me gustaría pararme en ese detalle del servicio, ya que la misma cordialidad y el buen hacer como anfitriones de Rocío y Diego, se trasladan a su personal, mujeres profesionales, amables y siempre atentas al cliente, un gustazo.

Diego Guerrero hace honor a su apellido. Un hombre sereno y sensato que ha sabido hacerse a sí mismo desde muy joven. Autodidacta en la cocina, procura dar un toque de originalidad y creatividad a sus platos donde intenta reflejar cierta modernidad, que trabaja con materias primas tan excelentes como esos tomates moraos que probamos en un primer plato lleno de sabor y color, coronado por un acertado colofón de cortezas de cerdo crujientes y con una rica base de un suavísimo alioli. 

Suavidad en la elaboración que despliega el chef en sus platos, tendentes siempre a sabores finos, sobre todo en los platos fríos, como el llamado, Tierra y mar, unos sabrosos rollitos de salmón y aguacates en láminas, rellenos de crema de queso con un lecho de un extraordinario salmorejo.

Torrija con hígado de pato y arroz con codorniz, fueron la sabrosa antesala de los dos platos fuertes del día, el esperado brazuelo de cordero al horno, bien tostado, con una especie de moho picón en original acompañamiento y un corte de picaña (tapilla) de res vacuna, sabrosa y de intenso sabor.

Mientras remojábamos tan diversos bocados con un ribera de Duero, hay que darle una vuelta a la carta de vinos, demasiado convencional y donde cabrían algunas etiquetas de la zona gaditana, mirábamos el bello paredón de enfrente, un monte de la Sierra de Líjar compuesto por rocas jurásicas, con una altura máxima de 1041 metros, donde llegan para la escalada montañeros de todo el mundo, mientras sobre los picos se ven volar numerosos parapentes, y uno piensa en la maravilla que se debe de contemplar volando en silencio a esa altura sobre tierras andaluzas tan bellas.