Derecha, izquierda, cultura. La Bauhaus


Creía yo que pasaría desapercibido al común de los mortales, pero lo que son las cosas, el mismo día que yo lo pensaba, un compañero de la sección de Opinión de Diario de Sevilla, Juan Manuel Marqués, lo sacaba a colación. Hablo del programa electoral de VOX y su referencia a la Nueva Bauhaus Europea, un proyecto propuesto por la Comisión Europea para seguir pautas de modernidad (sostenibilidad, diseño racional, social y autosuficiente) en la arquitectura y el urbanismo.

Úrsula Von der Leyen, presidenta de dicha Comisión Europea, es la abanderada de este proyecto que, queriendo enlazar con aquella escuela alemana de entreguerras, quiere adaptar la belleza del diseño cuidado y artístico, con un urbanismo y una arquitectura enfocada a la sostenibilidad y el diseño social. Ante esto, VOX se posiciona en contra de lo que para ellos no es más que otro síntoma del discurso globalista, de la uniformidad internacionalista dictada desde la burocracia europea. Frente a ello, VOX reivindica la singularidad de la arquitectura regionalista, Aníbal Gonzalez frente a José Manuel Aizpurúa. 

Casa regionalista de Aníbal Glez.
Sepan los que acusan a VOX de “franquismo” que fue el llamado “Régimen del 18 de Julio” el que impulsó la creación, después de la Guerra Civil, de unos 300 pueblos de colonización por toda España, donde el diseño de los mismos se encargó a arquitectos de la escuela racionalista que hicieron verdaderos alardes de fusión entre lo moderno y racional y el tipismo regional, de hecho, el mencionado Aizpurúa, asesinado en la Guerra, fue falangista, como otros muchos vanguardistas del arte y la cultura de la primera mitad del siglo XX, por lo que vemos que modernidad no es sinónimo de izquierda o derecha. Recordemos que el Fascismo político tiene uno de sus gérmenes en el Futurismo artístico o que el régimen soviético, innovador artístico en sus orígenes, abominó con Stalin de dicha modernidad, para instaurar el “realismo socialista”, un estilo que sigue hoy vigente en sitios como Corea del Norte.

Pero estas cosas de la cultura siempre han importado poco o nada en las elecciones, incluso después de ellas. A la derecha casi nada, y a la izquierda solo la de sus tópicos de siempre, sus adeptos. Por cierto, a la izquierda se le ha ido viva una comparación por la que podrían haber atacado a VOX, y es haciendo un paralelismo del ataque nazi a la primitiva Bauhaus alemana y a todo lo que el régimen de Hitler, llamó “arte degenerado”. Pero tanto el compañero de Diario de Sevilla, Marqués, como otros artículos publicados, cometen el mismo error, sea consciente o no, simplifican señalando que VOX está contra la Bauhaus, jugando al equívoco con la vieja escuela fundada por Walter Gropius, pero a lo que en realidad se opone VOX es a la uniformidad globalista, sea esta arquitectónica o de otro tipo, a la injerencia de la Comisión Europea en todo lo que debería ser, según ellos, potestad de cada país, según su propia tradición y criterio. Pero al igual que la izquierda no ha sabido aprovechar el filón de ese “catetismo voxiano”, el partido de Abascal no gestiona bien la asignatura cultural, pudiendo haber sacado más rendimiento a esta coyuntura y no dando la impresión de aldeanismo trasnochado.

Antiguo Mercado Puerta de la Carne.
Obra de Lupiáñez y Gómez Millán. 
La Bauhaus fue una escuela de diseño, artesanía, arquitectura, fotografía, grafismo, arte… que sentó las bases del actual diseño industrial y gráfico. Por sus instalaciones pasaron, además de Gropius, figuras tan relevantes como, Kandinsky, Paul Klee, Mies Van der Rohe, Josef Albers, Lászlo Moholy-Nagy y Lucia Moholy, Marcel Breuer, entre otros muchos. El conjunto de las edificaciones de la Bauhaus, tanto en Weimar como en Dessau, fueron declaradas como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1996.

Frente al globalismo está el genio del creador, que sepa adaptar las nuevas directrices en los procesos de diseño y construcción, a las singularidades regionales de cada entorno, de cada comarca y país. Recordemos que una de las plazas más bonitas del mundo, en Sevilla, tiene en pocos metros cuadrados, una torre almohade rematada en estilo renacimiento, una catedral gótica con Capilla Real plateresca, un palacio arzobispal barroco y la calle de inicio a un barrio de tipo regionalista. Todo se armoniza si hay calidad y genio.

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