Catamos los vinos de Bodegas Palacios Remondo
Álvaro Palacios es uno de los enólogos más importantes de la reciente historia del vino español. Uno de los pioneros de los nuevos prioratos, su L’Ermita es una referencia mundial de estos vinos, y su trabajo también en el Bierzo, con ese monumento al vino de la región que es La Faraona. Desde hace años en la bodega familiar de Alfaro en Rioja Oriental (antes Rioja Baja) fundada en 1947, Álvaro y su equipo trabajan en la recuperación del viñedo tradicional de la zona, la garnacha plantada en vaso. Así los viñedos de tempranillo, que habían colonizado esta parte de La Rioja desde el norte, con viñedos en espaldera y riego, se han ido transformando en lo que Bodegas Palacios Remondo entiende que son los cultivos tradicionales de una comarca más cálida y con influencia mediterránea a través del valle del Ebro, además de la mencionada garnacha, otras uvas autóctonas como la tinta Velasco, la bobal o la moristel (monastell) que intervienen, junto con la blanca viura, en las elaboraciones de sus vinos.
De la mano una vez más de Delatierra en Sevilla, asistimos a una cata dirigida por la
directora comercial de la bodega, Isabel Palacios, que, a pesar de su apellido,
curiosamente no es miembro de la familia bodeguera. Con ella recorrimos la
mayoría de los vinos que Palacios
Remondo (D. O. C. Rioja) elabora con las uvas cultivadas en las
estribaciones de la Sierra de Yerga, principalmente en Finca La Montesa, que
cuenta con unas 100 hectáreas.
Probamos en primer lugar el único blanco de la bodega, Plácet Valtomelloso 2023. 100% Viura
fermentadas en toneles ovales de 2.000 litros que permanece menos de un año en
ellos y unos 6 meses con sus lías. Una nariz floral no muy intensa y fresco en
boca, con una nota de crianza en madera muy al fondo.
El vino de volumen de la bodega, es el crianza Finca La Montesa, del que catamos el 2021. Se ha reducido su producción de un máximo de 800.000 botellas al año a 600.000 desde 2021, volviendo paulatinamente a las cepas en vaso e injertando garnacha en las cepas de tempranillo, que ha ido desapareciendo de la composición de esta etiqueta. Así, el vino ha ganado en frescura y tipicidad comarcal. Con un 90% de garnacha y un 10% de otras uvas, tras 11 meses de crianza en barrica, es a la vez fresco y envolvente, aun con taninos vivos.
Más cálido y con más empaque es el Viñas Viejas de la Propiedad 2021, la gran añada reciente del vino
español. Una nariz con notas elegantes de madera y fruta roja licorosa. Cuerpo en
boca, más cálido que el crianza, con una fruta sutilmente arropada por suave
cremosidad del roble. Para su elaboración se han seleccionado uvas de tres
viñedos de entre 70 y 90 años, garnachas viejas en vaso fermentadas en barrica
y crianza en fudres de 5.000 litros y bocoyes de 600 litros.





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