Cata de Viña Ardanza Reserva 2015 (D. O. Ca. Rioja)

Tenía pendiente esta botella de mis vinos elegidos para Navidad. Hace unos días, la visita a casa de un buen amigo de mis hijos, un brillante chico de veintipocos años que sabe apreciar los buenos vinos, lo cual me encanta en un joven de su edad, fue la ocasión ideal para descorchar el Viña Ardanza Reserva 2015 acompañando unas deliciosas carrilleras de cerdo ibérico guisadas.

La Rioja Alta, S. A. es una de las bodegas históricas del barrio de la estación de Haro, fundada en 1890. Sus Gran Reserva 890 y Gran Reserva 904, son dos vinos míticos dentro de los grandes vinos clásicos de Rioja. En 1904, se fusiona con Bodega Ardanza, propiedad de uno de los fundadores de Bodega La Rioja Alta, Alfredo Ardanza. La marca Viña Ardanza, nace como etiqueta en 1942, convirtiéndose en la marca más famosa de la casa.

Viña Ardanza Reserva 2015 se elabora empleando uvas de Tempranillo (80%) y Garnacha (20%) Las uvas pasan por mesa de selección antes de entrar en los depósitos de fermentación. Antes del ensamblaje, los vinos de ambas variedades maduran por separado en barricas. En el caso del Tempranillo, 36 meses en barricas de roble americano de cuarto año y en el de Garnacha, durante 30 meses.

Al abrir la botella, lamentablemente el corcho apareció seco y quebradizo, lo cual me hizo temer una evolución precipitada del vino debido a una mala conservación en el comercio donde lo compré. No obstante el vino no tenía defectos, aunque su color derivando ya a rojos atejados y un aroma licoroso, me inclinan a pensar en cierta oxidación a pesar de saber que es un clásico riojano de ese etilo.

Una capa media baja, rubí con bordes rojizos. En nariz evidente madera, envolviendo fruta roja en aguardiente, cierta golosidad. En boca ligero y suave, envolvente, muy elegante, fácil de beber y largo en el postgusto. Maderas de calidad, notas torrefactas, fruta roja muy madura, especias sutiles y ligeros balsámicos.

Un estilo de vino que no se debe perder y que siempre será un referente de como los vinos de Rioja se convirtieron en esos “vinos finos” que surgieron en la zona en la segunda mitad del siglo XIX.