Drogas, emigrantes y productos agroalimentarios, el problema está al Sur.
¿Quién vigila nuestras fronteras marítimas?
España, geográficamente hablando, forma parte de la Península Ibérica, junto a nuestra vecina Portugal. Recordemos que una península es una zona terrestre rodeada de agua por todas partes menos por una. A ello España suma sus provincias situadas en diversos archipiélagos, islas que se sitúan tanto en el Mediterráneo, como en el Atlántico.Por tanto, nuestro país posee cientos de kilómetros de
costa. En esos inmensos límites marítimos de nuestra patria, todas las
fronteras limitan con aguas de países pertenecientes a la Unión Europea, salvo
el caso de Andalucía y Canarias, precisamente las dos regiones donde llegan
habitualmente miles de migrantes africanos al año y, en el caso andaluz además,
donde el tráfico de drogas es una constante diaria.
Fijémonos en el caso de la costa andaluza, tristemente protagonista de las noticias a causa del asesinato a manos de narcotraficantes, de dos agentes de la Guardia Civil y las graves heridas sufridas por un tercero. En esa franja gaditana de la costa andaluza, digamos entre Barbate y Tarifa, es donde la distancia con Marruecos, ya en el continente africano, es la más cercana, tan solo 14 kilómetros distan entre uno y otro continente. El Estrecho de Gibraltar en esa parte sería una extensión fácilmente controlable por un país civilizado y moderno, con unas fuerzas armadas bien dotadas y organizadas, con claras directrices desde un gobierno competente. De hecho, en los puntos más cercanos, incluso se puede montar vigilancia visual de la costa africana desde tierra española.
En el mapa andaluz tenemos en la costa dos bases
extranjeras, también en Cádiz, una en Rota, estadounidense, y otra británica, ésta
ubicada en la anacrónica colonia de Gibraltar, un paraíso fiscal y base también
de tráfico de combustibles. Se supone que países aliados con intereses comunes,
con los que se podría llegar a acuerdos de colaboración para controlar los
problemas que nos llegan del norte de África.
Desde hace siglos España ha contado con una prestigiosa
industria de astilleros navales, tristemente desmantelada siguiendo las
directrices europeas. El Estado, que tantos millones gasta en cualquier
peregrina causa, podría reactivar la construcción de naves que dotaran a las
fuerzas armadas de los recursos necesarios para imponer la ley en nuestras
costas. A ese posible despliegue defensivo, no estaría ajeno nuestro Ejército
del Aire, fundamental complemento para la vigilancia de nuestras fronteras.
Precisamente días atrás ha sido desplegada en el Mar de
Alborán, la fragata más moderna de la Armada Española, la Cristóbal Colón
(F-105), formando parte de los ejercicios militares llamados Eagle Eye, con la finalidad de integrar
los recursos de la Armada junto a los de los ejércitos del Aire y de Tierra, en
el sistema de defensa nacional.
Además Marruecos es un duro competidor comercial español. La
explotación laboral en el país africano, favorecido por acuerdos preferentes
con la Unión Europea, los sueldos bajos y el bajísimo perfil, por decir algo,
de sus controles de calidad, perjudican seriamente a la economía española y,
muy especialmente, al campo, precisamente ahora en lucha contra esos y otros
abusos. También hay que denunciar la deslocalización de industrias de
fabricación, como conserveras andaluzas precisamente, propiciada por algunos empresarios
para elaborar sus productos con menores costes, lo cual se remediaría, antes
que nada con una mayor conciencia nacional de esos empresarios, pero también
gravando los productos que se manufacturen fuera de nuestras fronteras e
incentivando a los mismos empresarios si deciden no trasladar su industria
fuera del país.
La presencia en el Estrecho de Gibraltar de una potente
fuerza armada marítima española, con férrea voluntad de controlar la zona y
acabar con el tráfico ilegal de drogas, acompañado de decididas actuaciones en
los pueblos afectados por esta lacra, Barbate, La Línea, y otros pueblos de muy
baja renta per capita y altísimos
niveles de paro, ayudaría definitivamente a estos fines.
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