Caminos de Otoño

 

Detrás del paseante, quedan las hojas caídas alfombrando el camino,

pero no significa que los árboles que le dieron vida, estén muertos.

De sus ramas nacerán nuevas hojas verdes

que darán acogedora sombra a un nuevo paseante.


Seguimos nuestro camino,

buscando el árbol donde, por fin, construir nuestra casa,

sobre sus brazos anchos y fuertes, comprensivos y cálidos.

Una casa donde reine la sonrisa,

donde la savia revitalizadora nos haga uno, y ya,

árbol y paseante, sean un todo en la Naturaleza.

Tal vez algún día volvamos por el mismo camino del parque,

miremos con nostalgia a esos árboles que un día nos dieron sombra

y gocemos del recuerdo de días felices tumbados al frescor de la hierba crecida a sus pies.

El paseante, sin dejar su caminar, mira hacia atrás

para ver entonces un bonito camino de otoño,

aunque su meta sea una nueva primavera.

J. C.

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