Grupo El Amarre, la excelencia gastronómica sevillana

La Casa Guardiola, qué mejor lugar para esta presentación, fue la lluviosa noche del jueves 13 de Noviembre, escenario fantástico para la puesta de largo del Grupo El Amarre, un consorcio sevillano de pequeñas pero importantes empresas hosteleras que, de alguna manera, ya estaban vinculadas entre sí, ahora, con el nacimiento legal del Grupo El Amarre, se fortifican los vínculos para crear un grupo hostelero vinculado a los productos de proximidad, de “milímetro cero” como lo ha calificado el ingenio de Eduardo Guardiola, Director General del Grupo, con especial atención a los pescados y mariscos del Golfo de Cádiz, mediante la empresa pesquera Astaroth, que se une a los restaurantes: Tribeca, Cañabota, La Barra de Cañabota, Salmedina y Zurbarán

Las inclemencias de la tarde no arredraron a los más de doscientos invitados que nos dimos cita en la emblemática casa palacio de la Puerta de Jerez. En cuanto a las intervenciones públicas, abrió el turno el primer teniente de alcalde del Ayuntamiento sevillano, Juan Bueno, y lo cerró la viceconsejera de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural de la Junta de Andalucía, Consolación Vera

Entre las dos intervenciones institucionales, Eduardo Guardiola presentó la realidad ya consolidada del Grupo, incidiendo en su vinculación al sector primario y, con unas emotivas palabras, aludió el amor a la gastronomía que le ha inculcado su hermano, el chef, Pedro Giménez, desde que ambos abrieron el restaurante Tribeca hace 25 años. Guardiola en su intervención mencionó que: “es uno de los días más importantes de nuestra historia, porque empezamos una nueva etapa: la que amarra con fuerza lo importante para llegar más lejos todavía”. El proyecto surge, añadió, “de la unión, porque no hay nada más poderoso que la suma de conocimiento y experiencia. Con estos mimbres, queremos impulsar la nueva hostelería en Sevilla”. Tras ellos la pantalla donde se mostraba el logo del Grupo, esa cornamusa que sirve para atar cabos náuticos en los puertos. 

Eduardo, improvisando como él mismo dice que le gusta, dijo más cosas significativas, como la importancia del trabajo de los marineros de la flota Astaroth: “sin los cuales nada de esto sería posible”. “Nuestra diferenciación reside en el milímetro cero: adquirir en origen, conocer quién lo pesca, quién lo cocina, quién lo sirve y, sobre todo, cuidar a quien lo disfruta”. Así, el Grupo busca diferenciarse mediante el ciclo integrado de producción y consumo, que garantiza la máxima trazabilidad y frescura de los productos. Su oferta abarca desde la alta gastronomía hasta los locales de tapeo tradicional andaluz, siempre con la autenticidad y el respeto al producto como punto de partida.

La variedad dentro de la excelencia caracterizan los negocios hosteleros del Grupo. Comenzando por Tribeca, uno de los restaurantes más cosmopolitas y distinguidos de Sevilla, donde oficia con gran maestría, Perico Giménez en los fogones. La innovación y gran mérito al conseguir una estrella Michelin, la segunda para la ciudad, de Cañabota y su versión tapera en La Barra de Cañabota, con el incansable, Juanlu Fernández al frente de la nave. Y dos sitios que, a mi parecer, son los que han dado con la clave de la mejor actualización del concepto tradicional del bar de tapas sevillano: Salmedina y Zurbarán. Por cierto, Eduardo Guardiola también mencionó la exitosa trayectoria de su hermano Jaime en Estados Unidos, comandando junto con su socio, una de las mejores hamburgueserías del extenso país norteamericano.

Tras los breves discursos bajo el soniquete de la lluvia sobre las cubiertas de la casa Guardiola, los invitados pudimos disfrutar de un fantástico cóctel con suculentos bocados marca de la casa, quiero decir, Grupo El Amarre. Prometedor proyecto que sin duda dará días de gloria a nuestra gastronomía sevillana.

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