El Tenorio sigue vivo. Letras en Sevilla en Fundación Cajasol

Jesús Vigorra, Espido Freire, Carmen Posadas y Pérez Reverte
Lleno absoluto en el bello patio de la Fundación Cajasol de Sevilla para escuchar hablar de Don Juan tenorio, que estamos en Noviembre. El planten de tertulianos para el tema era muy atractivo, con un Arturo Pérez Reverte, coordinador con Jesús Vigorra de la jornada, que siempre asegura un importante tirón de público en cualquier acto donde aparezca.

La mañana se dividió en dos partes. En primera instancia, y junto con los anteriormente citados, dos escritoras, Carmen Posadas y Espido Freire. Tras ese debate a cuatro en torno al Tenorio de Zorilla y, en general, al “donjuanismo”, se enfrentó solo al escenario Luis Alberto de Cuenca, que nos hizo un fantástico recorrido por los tenorios que en la historia han sido.

Inevitablemente hizo acto de presencia eso que ahora se llama “presentismo histórico”, o sea, juzgar hechos y personajes del pasado, incluso aunque sean ficticios, con los ojos de los criterios políticamente correctos de la actualidad. En ello incurrió Espido Freire y parte del público que pudo intervenir con sus preguntas, tanto presencialmente como a través de las redes.

Desde luego Freire dejó claro que el personaje de Zorilla, y los donjuanes en general, no le son en absoluto simpáticos, pero sus argumentos quisieron ir incluso más allá de lo que Zorrilla escribió en su obra, planteando cosas cómo el sembrar dudas de lo que Don Juan pudo hacer en Roma y planteando su probable condición de violador, aunque eso Zorrilla no lo cuenta en su obra, su Tenorio es un personaje de ficción que, por lo tanto, solo vive lo que el autor refleja en el texto.

Carmen Posadas señaló como el personaje cambia, adaptándose a las épocas de cada obra en las que es protagonista, así, en el caso del de Zorrilla, inmersos ya en pleno Romanticismo del siglo XIX, Don Juan se salva al final, a diferencia de la obra de otros autores, gracias a la intersección de Doña Inés, el Amor salvador.

Arturo Pérez Reverte puso de relieve, Posadas había citado la anécdota de cuando le tiro los tejos un ya mayor Luis Miguel Dominguín, que para un donjuán es imprescindible un coro de amigos que escuchen y jaleen sus hazañas, las conquistas de un donjuán no tienen sentido sin la publicidad posterior de sus logros amatorios, verdadero fin, según el escritor, de su afán de sumar mujeres a su cuenta.

Jesús Vigorra planteó la pregunta de si todos los españoles llevamos un Don Juan dentro, teoría planteada por Ortega y Gasset, Posadas le contestó que había conocido a muchos que aspiraban a ello. La escritora de origen uruguayo, lanzó una cuestión interesante, las diferencias entre Don Juan y el italiano Casanova, señalando que el primero solo quiere “sumar muescas a su revolver” y el segundo es un gozador, un libertino que sí tiene en cuenta el goce de las mujeres también. “Casanova en realidad se enamora de cada mujer que conquista, aunque sea durante cinco minutos”.

Luis Alberto de Cuenca
Por su parte, Luis Alberto de Cuenca, hizo un erudito y ameno recorrido por la historia del donjuanismo, tanto de los tenorios históricos, como otros personajes que, con otros nombres, también practicaban el donjuanismo, señalando que su favorito es Javier de Montenegro, el Marqués de Bradomín de las “Sonatas” de Valle Inclán, citando también personajes reales como el poeta británico Lord Byron y el sevillano Miguel de Mañara, señorito calavera arrepentido que funda el Hospital de la Santa Caridad.

Importante matiz para la historia de la literatura, tras situar el origen del mito donjuanesco en la tradición oral española, desde el Romancero, comentó que “El Burlador de Sevilla y convidado de piedra”, de la primera mitad del siglo XVII, atribuida tradicionalmente a Tirso de Molina, es en realidad autoría del escritor murciano, Andrés de Claramonte.

Para De Cuenca, el Tenorio español, subraya este rasgo nacional, es un narcisista que no llega a cruzar la línea de la psicopatía. Insiste en que para un donjuán es fundamental el auditorio, para alardear de sus hechos. Terminando con que, para él, Sevilla es una ciudad donjuanesca, el escenario donde ocurre todo.

Por la tarde, se escenificaron tres pasajes de la obra de Zorrilla, siendo las elegidas, el comienzo de la obra, en la Hostería del Laurel, la famosa escena del sofá y el final en el mausoleo donde reposan las víctimas del protagonista.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Bodeguita Los Caracoles, gran bar de tapas en Sevilla

Exposición 25 Aniversario de la Asociación Muestra de Arte Plaza del Museo

Adiós a La Antigua Abacería de San Lorenzo