Vinos extremeños de la mano de Verema en Los Lebreros

En los albores de este nuevo siglo, las llamadas “regiones emergentes” del vino español, comenzaban a conquistar cuotas de mercado en la hostelería nacional, comenzando a romper las fronteras del ámbito comarcal de vinos casi caseros y de granel en la que muchas vivían tradicionalmente.

Una de esas zonas vinícolas tradicionales es Extremadura y, más concretamente, la Denominación de Origen Ribera del Guadiana. Varias bodegas presentaban vinos donde el cuidado de la viña y la elaboración se ponía a la altura de un mercado cada vez más exigente y vistiendo sus botellas de una manera más adecuada a esa imagen a la altura de los mejores de España. 

Miguel Rosales, un reputado profesional del vino
sevillano, en la mesa de Bodegas Martínez Paiva

Entonces conocí dos bodegas en las cuales deposité, entre otras, mis esperanzas en que los vinos extremeños se presentaran con dignidad en cualquier feria del sector. Una, Bodegas Viñas de Alange, con su Palacio Quemado y la otra Bodegas Martínez Paiva, que ya conquistaba con su blanco de uva Cayetana.

Precisamente comenzamos por los blancos, donde los más interesantes de la muestra que este jueves 11 de Noviembre ha tenido lugar en el sevillano hotel Los Lebreros. Pardina y Cayetana son las dos uvas autóctonas de la región con las que varias bodegas elaboran los blancos más interesantes. Creo que embotellar vinos de Verdejo o de Macabeo en Extremadura tiene poco sentido, pudiendo contar con unas uvas propias tan interesantes.

Bodegas Sani presentó su Flamenco de Árabe
Me gustó el blanco de Pardina de la Cooperativa Montevirgen, fresco, algo cremoso, con notas de frutas tropicales, me aseguraron de bodega que están en una, muy necesaria añado yo, renovación de imagen. Singular y muy agradable el Sinoble blanco de Moscatel, con una nítida nariz de naranjitas dulces y un muy fresco postgusto cítrico. El Macabeo algo interesante fue el que probé en la mesa de Bodegas Romale, fresco y frutal, también muy interesantes sus cavas, tanto el blanco como el rosado. En este terreno, el de los espumosos, se han presentado buenas opciones. A los ya mencionados añado el Extreme Bonaval, al que sus 18 meses de crianza con lías aportan cremosidad, muy rico.

De Valdequemao Vides y Vinos probé un interesante Pardina 2021, frutal (manzana y pera) y ligero y el 2022, recién sacado de depósito, más frutal aun lógicamente, muy prometedor. En la misma línea de frescura y notas de fruta blanca, el Señorío de Orán de viñedos de Pardina de más de 40 años, la misma bodega tiene un semi-dulce que no lo parece, Entremares, muy agradable.

Vinos que sorprenden en Bodegas Orán

Ye he hablado de Bodegas Martínez Paiva, su blanco de Cayetana sigue siendo una referencia. Su semi es divertido, jovial y un punto chispeante. Sin duda Paiva tiene el mejor cava extremeño que he probado hasta la fecha; solo elaboran Brut Nature, un crianza y un reserva. Con cuerpo, con enjundia, con gran trabajo de lías, cremosidad y elegancia.

Por último, en cuanto a blancos se refiere, una grata sorpresa, el Viña Puebla Fermentado en Barrica de Bodegas Toribio, muy cremoso y elegante, con un fondo de tostados finos, notas frutales y largo postgusto. En la misma bodega comencé a probar los numerosos tintos de la muestra, con unos interesantes Viña Puebla Selección 2021 y Conde de la Corte 2019.

Recordé los vinos de crianza clásicos extremeños con lo Jaloco Crianza 2018 y Jaloco 2012, el joven Marqués de Villalba Tempranillo 2021los muy correctos Orgullo de Barros 2019, suave y elegante; el Lar de Barros Crianza 2018, con cuerpo, elegante y largo. Redondo y goloso el Vña Pozanco Crianza 2019, así como el, aun en subida, Privilegio de Romate Reserva 2017.

Los siempre interesantes tintos
 de Viña de Alange

Finalizo con una serie de vinos tintos que, por unas u otras particularidades, merecerían cada uno reseñas particulares, me llamaron especialmente la atención.

Comenzaré con dos vinos de Bodegas Viña de Alange, ambos con la peculiaridad de emplear en su elaboración uvas portuguesas. El primero La Zarcita 2020, un vino de parcela madurado 8 meses en botas francesas de 500 litros. Coupage de Tempranillo, Garnacha y Touriga Nacional; fresco y elegante, redondo y fácil. De La Raya 2019 solo se elaboran 7.000 botellas; 18 meses en roble francés de 500 litros, elaborado 100% con Trincadeira Prieta; elegante, con cuerpo, redondo. Con fruta, notas minerales y leves tostados, gran vino.

Valdequemao Vides y Vinos,
una bodega a conocer
Otro vino peculiar y diferente es el Flor 2021 de Bodegas Orán, un tinto de peculiar elaboración que se presenta goloso y bastante redondo, aun se debe afinar más en botella. De la misma bodega el Gran Buche 2015, un vino de finca 100% Tempranillo del que solo se embotellan 3.000 botellas, que se mantienen en bodega hasta 5 años después de una crianza de unos 13 meses en roble francés nuevo; un vino con cuerpo, elegancia, tostados y notas torrefactas.

Terminamos como empezamos hablando de Martínez Paiva, que tiene una selección de monovarietales al menos curiosa, donde destaca uno muy fresco y fácil de Garnacha. Me llamó la atención su 56 B 2018, 12 meses de crianza para un Tempranillo 100% del que solo se elaboran 56 barricas, de ahí su nombre; muy aromático, en boca carnoso, elegante y muy redondo en el paladar.

Muchas gracias a Verema y a la D. O. Ribera del Guadiana por traernos está interesante muestra de unos vinos tan cercanos, entrañables y, muy importante, de precios muy ajustados.

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