La cabalgata de la (des)ilusión
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Baltasar, el deseado |
La primera cuestión, y no tiene porqué ser la más importante, es esa sobrepoblación de las carrozas que ¡ojo a esto! No es solo de niños, sino que cada vez se ven más adultos, gente mayor y muy mayor, mezclados con los menores en las carrozas. Uno de los síntomas del meollo de lo que, para mí, es el mayor problema de la cabalgata sevillana, que sigue siendo organizada, a pesar de la gran implicación del Ayuntamiento local, por una entidad privada, por tanto, esa sobrepoblación de las casetas creo que, lejos de buscar el contentar a cuantos más niños mejor de los muchos que les gustaría salir en ella, es un mero afán recaudatorio.
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¿Y los niños? |
Lo del afán recaudatorio se trasluce en otras cuestiones y
una de ellas la “elección” de los personajes que encarnan a los tres Magos de Oriente en dicho cortejo. Rara
vez ya representados por un famoso, sea torero, futbolista, actor o similar,
que tanto tirón han tenido siempre, ahora habitualmente en el papel,
empresarios que ponen pasta gansa para disfrutar de esa tarde de gloria
personal. Reyes por cierto, que en la Cabalgata cada vez aparecen en sus
carrozas, más descolgados del resto, solitarios en la lejanía, separados, sobre
todo Baltasar, por esa legión cada vez más numerosa de beduinos (antes pajes),
por cierto, todos, antes solo eran los de este rey, con la cara embetunada,
desde el primero hasta el último.
La Cabalgata de Reyes Magos de Sevilla, dada la importancia
de la ciudad, se queda un poco corta, por no decir bastante cutre, en cuanto a
presentación, diseño de las carrozas (horribles algunas) y demás, en un nivel
de pobreza de estilo manifiesta, además de notarse un empobrecimiento también
del acompañamiento musical. Por otra parte, y hay voces en redes que lo han
señalado, es difícil de entender en un evento ejemplarizante para los niños y
dada la agenda actual de los políticos, que las carrozas vayan tiradas por
potentes y contaminantes todo terrenos, aunque ni mucho menos abogo por la
vuelta de esos tractores de ruedas descomunales que, muy lamentablemente, han
protagonizado un trágico suceso en una de las cabalgatas de la provincia este
año.
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No hay para tanto betún |
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Cuidado con la cabeza |
Ahora que tanto se habla de democratizarlo todo, quizás sea
hora de “democratizar” la Cabalgata y que el Ayuntamiento, con todos los
riesgos de enchufismo y arbitrariedad que esto conllevaría, tome las riendas
absolutas de esta fiesta popular para abrir, por sorteo y gratuitamente, la
Cabalgata a todos los niños de Sevilla, en vez de atomizarla al día siguiente
de esas decenas de cabalgatas de distrito aún más cutres que la original.
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