Visita al restaurante Malandro de Sevilla
Malandro ocupa
una casona de la calle Gracia Fernández Palacios, una pequeña vía peatonal que
cruza la manzana de la Maestranza, la plaza de toros, entre Adriano y Antonia
Díaz. Aún recuerdo el estudio de arquitectura que en la misma casa se ubicaba.
El inmueble ha sido primorosamente reformado para albergar un bonito local de
hostelería que cuenta con varios ambientes repartidos en sus tres plantas. En
la entrada, barra y bonita sala para tapas y raciones. En la primera planta
zona de restaurante a la carta, con amplia terraza vecina al coso maestrante y
una zona cubierta con mesa y mantel, con un bello fondo de cacharros alfareros.
En la última planta, terraza para cócteles y copas, donde por cierto, tienen el
mal gusto de exigirte el pago al servirte la primera copa.
Lo que sí era de bienvenida y gratis una fresca y rica Sopa fría de pepino y manzana, una especie de gazpacho verde muy equilibrado. Para estar a la altura del champagne un Carpaccio de cigala, con gotas de salmorejo, tomates picados y tapenade; de sabor intenso, muy logrado, la pega de estos carpaccios es que hacen inútil la cuchara y el tenedor de servicio, pues están cortados tan finos que se pegan de manera increíble al plato y hay que destrozarlo para comérselo, por lo demás, riquísimo. Un detalle, extraordinario el pan de Horno La Parra, no hay que ser un divo de la panadería en Sevilla para hacer grandes panes.
Dentro de la variedad de verduras asadas opté por el Puerro, y hago bien en escribir en
singular porque te lo venden por unidades (a 6 euros) y la tan de moda Flor de alcachofa (4 euros la unidad)
Por si quería dar un toque de AOVE me trajeron una botella de aceite que rezaba
en su etiqueta: Arbequina, pero ni por color ni por su falta de sabor lo
parecía, o era de una cosecha vieja o era otra cosa.
De postre, para terminar el vino, cuatro magníficas cuñas de
queso Idiazábal. Hablando de vinos, la carta es variada y con etiquetas tanto
clásicas como de vinos digamos más modernos (te dan una tablet con las imágenes
de las botellas). Cara, los márgenes de los vinos son generosos, para la casa
claro, lo cual te engorda de manera desmesurada el ticket final. Pero en este
caso valieron la pena los 46 euros de una botella de Contino Reserva 2019, reflejo magnifico de la mejor Rioja Alavesa. Recuerdo la visita a
aquel viñedo que baja en pendiente suave hasta la misma orilla del Ebro en una
curva del río, con la pequeña bodega entre las vides de uvas Tempranillo. Una
delicia de vino, fresco, de fruta golosa, elegante toque del roble y muy fácil de
beber.
Malandro
C/ Gracia Fernández Palacios, 3
41001 Sevilla
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