Javier Castro-Villacañas, buen viaje amigo

A veces, cuando las cosas no me van demasiado bien, me acuerdo de aquel micro cuento del sabio que se quejaba de su suerte, pobre y buscando hierbas para comer, cuando miró atrás y vio a otro sabio que recogía los restos de las hierbas que el tiraba. Qué buenos eran los libros de literatura de mi largo bachillerato, con esos textos seleccionados, o incluso libros complementarios de solo lecturas. Viene esta disgresión anterior a que vengo quejándome estos días de ciertos achaques que me molestan desde hace unas semanas y me están haciendo pasar una Navidad y un principio de año un tanto desapacible. Por cierto, que pedí hace días cita para el médico y en nuestro magnífico sistema sanitario autonómico no me la han dado hasta el próximo 16 de Enero. Digo, por fin, que mis achaques no tienen comparación con la muerte con la que me he desayunado esta mañana. Apuro el último trozo del rosco de reyes cuando me entra por wasap la noticia del fallecimiento en Madrid de Javier Castro-Villa...