Impresiones gastronómicas desde Almería
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Espetos |
Hablo en tercera persona pero obviamente en este caso, me
estoy refiriendo a mí mismo. Y es que uno tiene ganas de contarlo por varias
razones, además de la apuntada de la vocación que te pide escribir cada día.
Por una parte el descubrir cosas atractivas y, por otra y junto a ella
indisolublemente juntas, el pensar en al menos unos cuantos de seguidores que
leen los comentarios con gusto e incluso, alguien quedará, que los sigue
esperando que se le cuente algo interesante y digno de probar. Compartir es
disfrutar el doble.
Antes de entrar en materia gastronómica concreta, me
gustaría reflejar mi honda tristeza al constatar un hecho, les cuento. He
viajado en coche desde Sevilla, por la A-92, por cierto con un estado
lamentable de su asfaltado, hasta llegar casi a Almería capital, donde me
desvié por la A-7, mucho mejor carretera esta que la autonómica, para llegar al
pueblo de Vera. Una semana donde, además de mi residencia en las playas de Vera, en concreto Puerto Rey, me he movido por Garrucha,
Mójacar y otras localidades de la
zona, incluida una visita al decepcionante Mini Hollywood de Tabernas. La
tristeza a la que me refiero ha sido producida por el hecho de que en ninguno
de los arroyos, y ríos por los que he cruzado, había una sola gota de agua,
cauces yermos, marrones de tierra y pedregal seco.
Dicho lo cual diré también que no soy especialmente fan de la playa, dirán ustedes que entonces ¿para qué vas? Y nos les faltaría razón. Sol, calor húmedo pegajoso, arena, piedrecillas y algas en la orilla… en fin, me gusta la playa en sí, me relaja, pero reconozco que en verano y en las horas de más calor, me aburro a los diez minutos de estar en ella.
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Cuajadera de pulpo |
Pero hay momentos gloriosos. Cuando descubres ese puerto
pesquero donde desembarcan los sustanciosos frutos del mar o el chiringuito
que, de verdad, tiene productos frescos de la zona sin que tengas que
rehipotecar la casa para pagar la cuenta. Este ha sido el caso, quien me siga
en redes sociales algo habrá leído. Espetos
al estilo de Málaga, pero no solo suculentas sardinas de tamaño medio, también unos magníficos pulpos y calamares hechos por el mismo sistema, además de otros pescados.
He probado frituras
de muy buena factura. De verduras son típicas las raciones de aros de cebolla y las berenjenas con miel, con sutileza propia de las mejores
tempuras orientales. En pescados tuve la dicha de probar un cazón frito en dados, pero no adobado,
fresco y sabroso. Lo de la frescura es normal en cualquier pescado y marisco
que pidas.
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Gambas rojas de Garrucha |
Y el “descubrimiento” de una manera típica de cocinar el
pescado en la zona, la Cuajadera de
pescado. Se trata de una receta que evoca guisos a bordo de pesqueros, para
la marinería del barco. En un recipiente hondo metálico (la cuajadera) se
trocean verduras: patatas, cebollas, que han sido fritas un poco previamente,
como fondo de esta bandeja de paredes altas, también tomates, pimientos, además
de un majao de perejil picado, ajos, sal y pimienta que se echa por encima del
pescado, este puede ser breca, gallopedro u otros del levante almeriense. Se
rocía con aceite de oliva, un poco de zumo de limón y otra pizca de sal. Horno
en torno a 170º - 180º y una media hora, que el pescado quede jugoso.
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Playa de Puerto Rey |
Y el vino, ¡ay el vino! Pregunté en uno de los sitios sonde
comí si no tenía vinos de la zona, respuesta del camarero: “Teníamos uno pero
dejó de venir el comercial y no lo encontramos fácilmente”. Pues eso, verdejos,
riojas y riberas, poco más, bueno sí, los frizzantes de turno y esas cosas. En las
catas que organizamos en El Mercader de Triana, solemos tener vinos de Almería,
como de toda la región andaluza, hay buenas bodegas y vinos de calidad, pero en
fin, suele pasar en casi todas partes, y no siempre la culpa es del hostelero.
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