Un rinconcito en El Tardón

Mi vida, sobre todo mi infancia escolar y mi adolescencia, tiene muchos vínculos con la barriada trianera de El Tardón. Allí vivían muchos de mis amigos y compañeros de colegio. 

Por los soportales de López de Gomara, frente a la barriada, deambulábamos y tomábamos las primeras cañas hace ya un siglo y no exagero casi, era el siglo XX. Un barrio obrero, de trabajadores, clase media, de esos pisos modernos donde recalaron muchas familias de corrales y casas de vecinos antiguas, que construyó en tantas zonas de la ciudad el Instituto Nacional de la Vivienda (1939 – 1980). 

Dentro de la barriada hay varias placitas arboladas y con algunas zonas peatonales. En una de ellas, antes llamada Luis Mensaque, trianero vilmente asesinado en la Guerra Civil en mitad de la calle, pero claro, como era simpatizante del bando “malo”, la plaza se llama ahora Cerámicas Mensaque. Allí se encuentra un edificio bajo donde reside la Asociación de Vecinos de la barrida y un bar regentado por Javier Guardiola y su pareja, que se llama, tal cual, El Tardón.

El soplo me lo dieron un par de amigos y, lo pusieron tan bien, que para allá me fui el otro día. Acogedora terraza a la sombra de los altos árboles de la plazoleta, creo que plátanos de Indias, habrá que preguntarle al amigo Tomás García al respecto (ya me gustaría saber más del tema).

Javier Guardiola es anfitrión encantador y atento, muy profesional. Por algo se formó en la Escuela Superior de Hostelería de Sevilla (Alabardero) y ha pasado por sitios tan emblemáticos de la “nueva” hostelería de nuestra ciudad como La Azotea. Y dirán ustedes qué hace un chico como este en un sitio como ese (con todo mi cariño hacia el barrio, no olvidemos que a escasos metros está, por ejemplo, todo un Jaylu) pues tener un buen punto de partida. 

El interés de Guardiola por el mundo del vino me conquista de entrada, de hecho nos hemos conocido por su interés en mis catas y para que hablemos de cosas de ese mundillo tan seductor. Pero ya que estábamos le di un repaso a su carta donde se deja ver la buena mano en la cocina. La Ensaladilla (3,60 €) no pasaría la aprobación estética de mis amigos del ODER pero de sabor está rica y con sabor tradicional. El Saquito (3,70 €) relleno de queso crema, puerros confitados y langostinos está bueno, a ver, a mí es que me encantan los puerros, pero es verdad que se comen al langostino, por otra parte no estaría mal que la tapa trajese al menos dos. No obstante las tapas tienen buen tamaño, por lo que la relación precio-calidad es buena en la mayoría de los casos.

¡Ojo! Y esto es un problema en la mayoría de bares y restaurantes, ojo con el precio del vino. El tique para dos se fue a 90 euros, y la verdad es que la mitad fueron las bebidas y el postre, que también penaliza bastante en la cuenta. Claro que todo esto depende de lo que pidas, por ejemplo un insípido Entrecot de ternera con pimientos de padrón y patatas, que se sirve con piedra caliente para terminarlo al gusto, fueron 18 euros, hablamos de sobre 60 euros el kilo, ese precio requeriría una carne más sabrosa. 

Volvamos a las tapas: Unos cremosos Buñuelos de bacalao (3,70 €). Un rico Ravioli de cordero (3,60 €) Unos sabrosos Champiñones rellenos con salsa de piquillo (3,70 €) una tapa fuera de carta, muy rica y claro exponente de la magnífica ejecución de todas las salsas que se elaboran en la casa, aunque llama la atención que una cocina moderna como esta nape con las salsas a los protagonistas de los platos en vez de acompañarlos al lado o ponerlos sobre ella, pero vamos, tampoco esto lo veo como un gran problema. Por último, antes de la carne y el postre, un muy suave y sabroso Canelón de cola de toro (8,00 €) que es una media ración.


Los vinos buenos, Bicos Albariño y Guelbenzu, este un estimable tinto de Navarra, perteneciente a una bodega que va para los dos siglos, con el que me reencontré después de mucho tiempo. 

Una Torrija con helado puso digno colofón a la velada, con sendas copas de orujo de hierbas. El postre, cremoso, jugoso, la torrija magníficamente ejecutada. Habrá que volver y seguir probando cosas del bar El Tardón


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