Un año más el Pabellón 14 de
IFEMA acogió una de las citas más importantes el mundo del vino en
España. Durante dos días, 18 y 19 de Noviembre y solo para profesionales, unas
400 bodegas y más de 1800 vinos para revisar, probar y conocer novedades. Hasta
86 zonas productoras españolas y zona internacional con cuatro invitados:
Portugal, Francia, Hungría y China. Todos vinos calificados con entre 90 y 100
puntos (el máximo) en la guía de vinos más influyente de España, creada por
José Peñín. Entre ellos, 218 vinos
puntuados con 95 o más puntos. Junto a ello actividades paralelas,
principalmente catas.
Siempre es bonito encontrarte a amigos del mundo del vino,
algunos más frecuentes pero otros a los que hace tiempo que no se saluda. Como
tengo costumbre comencé mi visita probando mis espumosos favoritos de entre los
que allí se encontraban: Gramona, con
su fresco, fácil y magnífico Innoble,
un serio Celler Batllé y el Enoteca 2011 (100 puntos) con equilibrio
entre su elegante añejamiento y su frescura; Raventós i Blanc con su distinguido Manuel Raventós 2000. Muy buenos también el Juve &Camps Gran Reserva
de la Familia 2009 y El Corral de
Cremat de Albet y Noya. También
estaban allí los amigos de Recaredo
y Torelló.
Luego comencé un repaso de “grandes bodegas consagradas”
para ver cómo van evolucionado y que novedades presentan. Luces y sombras. Empecé
por
Grupo Tempos Vega Sicilia,
probando los dos vinos que llevaban:
Alión
2021, algo tánico y alcohólico, con madera muy presente y siempre
distinguido; su apuesta riojana,
Macán
2020, muy aromático, fresco y elegante. Saludé a
Vicente Dalmau, propietario de la riojana bodega,
Marqués de Murrieta, el vino que lleva
el nombre de la bodega sigo pensando que ha sufrido un lamentable aligeramiento
de personalidad, con mucho menos cuerpo y prestancia que el de antaño, es algo
que se aprecia en otros vinos clásicos de algunas bodegas, que se han dejado
arrastrar por la moda y siempre alegan lo mismo: “ahora buscamos más la fruta y
la frescura en nuestro vino”, muy bien, pues para ti tu vino. En cambio, de la
misma bodega una maravilla:
Dalmau,
con una elegantísima nariz especiada y un precioso color rubí brillante. A
mediodía decían que ya nos les quedaba
Castillo
de Ygay. Otro caso de “aligeremiento” alevoso es
La Vicalanda 2019, lejos de aquellas maravillas que
Bodegas Bilbaínas, ahora en manos del
Grupo Raventós Codorniu, sacaba hace
unos años.
Un grato reencuentro, los vinos alicantinos de Enrique Mendoza, a su siempre digno y
muy bueno Santa Rosa, dos vinos de
Monastrell de paraje, que llevan las elaboraciones de esta tinta levantina a
otro nivel, su Estrecho y Las Quebradas, ambos de la añada 2022,
son sabrosos, elegantes a la vez que ligeros, envolventes y, el segundo, más
intenso y mineral. De la Familia
Fernández Rivera, además de su Pesquera
clásico, caté el MXI que pasa por
huevos de hormigón y tinos de 8000 litros, más fresco y frutal. Visité a la Familia Torres, sin que me
entusiasmaran sus grandes clásicos, Milmanda
2021 y Mas La Plana 2019, aunque
si me conquistó con su tremenda calidad el Gran
Muralles 2019.
De Ribera del Duero, dos grandes bodegas que me depararon
dos gratos momentos de cata.
Pago de los
Capellanes, con su
Doroteo 2019 y
El Picón 2020, tremendo vino. A gran
altura también los riberas de
Bodegas
Rodero: Raza 2021 (su antiguo
Reserva) tiene una fruta madura matizada por unos sublimes tostados.
Pago Valtarreña 2020, vino de parcela,
muestra más tipicidad de terruño. Y la gloria,
TSM 2021, un atractivo color rubí, una cremosa y elegantísima nariz
y una boca larga y plena. Sin dejar las tierras ribereñas, un feliz reencuentro
con los vinos de
Teófilo Reyes, con
un digno
Crianza 2021 y un muy bueno
Reserva 2019, goloso y con un atractivo
fondo de torrefactos. Buen nivel también en
Bodegas Arzuaga Navarro, con un muy atractivo
Reserva Especial 2019, fresco, elegante y complejo.
Decepción absoluta con la nueva época de los vinos toresanos
de Bodega Numanthia, ni sombra de lo
que fueron las míticas añadas de la época de sus fundadores, los hermanos
Eguren. Todo lo contario que las siempre gratas novedades que me suelen
presentar en Bodegas Baigorri, como
su Baigorri Belus 2019, con fruta
golosa, especias y notas minerales, redondo, elegante y largo.
Y vamos con las gratas sorpresas. Una bodega que cada año se
afianza más en vinos de calidad es la del joven riojano, Javier San Pedro Ortega, nueva presentación de la imagen de sus
etiquetas y cosas como su La Taconera
2022, un 100% Tempranillo lleno de tipicidad y elegancia, frescura y complejidad,
muy bueno. Buen trabajo también el de Bodegas
Figuero (Ribera del Duero) con interesantes vinos, como su Milagros 2022 o su Tinus 2020.
Busqué a propósito alguna bodega desconocida para mí de
Priorato, comarca que me impactó en mi
visita a esa bella comarca hace unos años. Pasé sin pena ni gloria por las
actuales elaboraciones de
Scala Dei,
pero tuve la suerte de encontrarme con la bodega de
Sandra Doix Mora y sus vinos
MarLa
que trabajan con la Garnacha y la Cariñena del país. Desde su
Popul 2021 y su
MarLa 2021 hasta los de viñedos más viejos de garnachas plantadas
en 1955 o las de Cariñena de 1902 donde se aprecia la mineralidad de la
licorella y la fruta madura. Resaltar
también, dentro de Priorato, los vinos de
Mas
Doix (Grandes Pagos de España).
Amigos sevillanos en las mesas, como Hiniesta Toro en la de Bodegas Contador o José Luis Becerra, con el vino de su bodega de la Sierra de Huelva,
Dominio del Verso 2018, fresco, con
frutas del bosque golosas y futuro en botella. En Sevilla conocí, por cierto,
los vinos de Valdepeñas de Corrales
Espinosa, a sus dignos tintos sumar un encantador Néctar de Farruche 2023, delicioso tinto dulce.
Para ir terminando, breve repaso a los invitados
internacionales de la muestra. De Hungría no digo nada porque ni los vi. En la
selección de vinos franceses siempre destacar el clasicismo y calidad de todos
ellos. Comprobar, una vez más, la progresión en calidad de los vinos
portugueses, por cierto probé un
Oporto
Vintage 20 años de
Sandeman
magnífico, a destacar los tintos del Douro de
Casa Ferreirinha. La anécdota del salón han sido los vinos chinos de
Célèbre, un goloso Chardonnay y un
tinto que replica con buena mano las elaboraciones bordelesas.
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