Desde Sichuan a las orillas del Guadalquivir. Abre Hiyoki 2
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Zhang Fuchen |
Como bien indicaba durante el almuerzo, magnífico adelanto ya, el maestro Manosalbas, Fucheng tiene la virtud de acercarse a lo japonés desde fuera, acercándose con todo el respeto a la cocina nipona pero desde su personal punto de vista. Sin entrar en sesudas disquisiciones culinarias, vamos al grano, y no de pimienta, lo que se nos puso en la mesa de Hiyoki 2, lo acabo de escribir hace un momento, fue todo estupendo.
Pero comencemos por el local, que ya dice bastante del buen hacer de la casa. Un sitio impoluto, cocina a la vista incluida, con una vitrina de vinos que conserva y adorna a la vez. El sitio y su decoración son como la comida de Zhang Fuchen, limpia, no exenta de elegancia, luminosa, sin barroquismos extraños, no necesita más de lo que hay. Personalmente es que además me encantan, será por mis inclinaciones cinéfilas, esos sillones corridos semicirculares.Unos Edamame fueron un adictivo aperitivo para la sinfonía que estaba por venir a la que
puso la obertura una Tempura de verduras
y langostinos, un alarde de fineza donde, por poner un mínimo pero, yo usaría
trozos más pequeños y recomendaría al chef incluir, por ejemplo, unos
calabacines babys con su flor.
El bocado que me impresionó de veras fue la Gyoza de pato, espectacular empanadilla
que deja en evidencia a muchas de esas gyozas que llegan a casa desde ciertas
casas de comida oriental a domicilio, esta empanadilla es simplemente
espectacular.
Un buen colofón fue el aromático, en la boca, Helado de té verde, al que acompañamos con uno de los sakes que tienen en la carta de bebidas, donde este tradicional “vino de arroz” nipón está muy bien representado.
Por cierto, a lo largo de la
comida, hablando de vinos, tuvimos oportunidad de probar cuatro etiquetas de
blancos seleccionados por la distribuidora Martina
Trader, catamos originales elaboraciones de uvas Palomino y Pedro Ximénez,
mediante el seco y un tanto plano, Desnudado
de Bodegas Alonso y el más aromático y denso, Fresquito de Pérez Barquero. Después de Cádiz y Montilla, una
botella navarra de diseño muy fashion de
Chivite 3 Riberas, un Chardonnay y
Garnacha Blanca suave y elegante. Por último, Quintaluna de Bodegas Ossian, un Verdejo con notas frescas de
laurel y estrellas de anís que se cría 9 meses sobre lías. Seguramente mis
elecciones para acompañar los platos hubiesen sido otras.
Como recuerdo una de las virtudes que para mí tiene la buena cocina japonesa, esa sensación de ligera saciedad, de haber comido fresco, sano y diferente. Muy bien por Hiyoki 2.
C/ Betis, 61
41010 SEVILLA
954 70 42 33
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