Abstracto estricto. Manuel Salinas en el CAAC
Ese jueves la cita del arte sevillano era allí, en el viejo monasterio y fábrica de azulejos, del otro lado del río Guadalquivir. Y allí estaban todos o casi todos, los que han sido y son en el arte moderno de la ciudad, pintores, galeristas, profesores, amigos y familia. Y fue un poco como devolver la esencia pictórica de los Salina al origen de esos azulejos del siglo XVI que lucen en la casa familiar de la calle Mateos Gago y que se crearon en La Cartuja.
Salinas, como se publicó en su día en la prensa local ante
sus primeras exposiciones, y luego el adoptó como lema de una manera más
positiva que en el sentido original del crítico, representa en sus obras “el
arte por el arte” y él lo aclara: “el arte no es vehículo de nada, tiene fuerza
por sí solo”. Fiel a esa premisa, consideraba que en pintura lo importante es
el cómo, no el qué, “es igual que la música clásica, cuando la entiendes ya
está todo claro”. La adquisición de cultura, el buen gusto, el conocimiento a
través de los viajes, son elementos que ayudan en ese camino.
En esa línea de buscar la absoluta pureza artística, la
destilación en sus lienzos del espíritu más primigenio de la forma y el color, Manuel Salinas recorrió en su
trayectoria artística un camino de treinta años para dar con una manera de
plasmar su arte donde ya se encontraba a gusto, donde el esfuerzo cedía ante el
mero placer de pintar. Y desde ahí todo fluye ya, repitiendo el modelo, en una
generosa producción artística donde todo es igual pero donde cada cuadro es
distinto.
La exposición de uno de los representantes más
significativos del abstracto español de las últimas décadas, se podrá visitar
en el CAAC hasta el próximo 22 de
Septiembre de 2024.
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