La realidad alterada, exposición de Carlos Morago en Galería Haurie
Carlos Morago ve al artista como “creador de sentido”, no meramente como “creador de objetos”. Ello se muestra en sus cuadros, donde el frente de un edificio en principio anodino, transmite inquietudes y poesía más allá de la mera visión de una pared llena de ventanas. O una puerta de una habitación, se entreabre para dejarnos intuir una sucesión de vanos y estancias que son manchas de color que cobran vida y nos revelan planos donde la presencia humana ha pasado o pasará, no se ve, pero si su huella.
Esa especial y subjetiva mirada del artista, la poética de
su personal cromatismo, pueden convertir un paisaje del extrarradio de una gran
ciudad, con sus autopistas, con sus vallas publicitarias, con sus naves
industriales, yendo más allá de la mera fotografía, en un paisaje bello, en una
sinfonía de colores, en el caso de Morago, de una paleta clara, que se funden
en la retina de quien mira, formando un todo unitario y trascendente, donde el
mundo contemporáneo puede adquirir ese aura de eternidad de la pintura clásica.
El blanco, los blancos diríamos con más propiedad, adquieren
en los bloques de pisos pintados por el artista, mil matices diferenciadores,
donde no solo se nos reflejan las texturas, sino el efecto de la vida
cotidiana, de los elementos y del desgaste a manos de la actividad del ser
humano, del paso del tiempo en definitiva.
El mismo creador lo dice: “luces y sombras se convierten para mí en abstracciones”, así se plasma ese pensamiento pictórico de que lo importante del realismo son, en definitiva, las manchas de color.
La pintura de
Morago no es hiperrealismo, no busca la reproducción fidedigna de los elementos
observados, sino que trasciende ese reflejo de la retina llevándolo a un plano
más introspectivo.
Los cuadros de la exposición de Carlos Morago se pueden
disfrutar en la Galería Haurie de la
sevillana calle, Guzmán el Bueno, hasta el próximo 11 de Mayo.
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