Doña Emilia y Mayo
Veo a Mayo como un escalón más arriba en cuanto a concepto restaurante, eso no es ni bueno ni malo, simplemente yo pensaba que Doña Emilia también iba de restaurante y es algo más desenfadado. He de decir que probablemente haya sido la mejor ocasión que, gastronómicamente hablando, he vivido en Mayo. Perfecto servicio, ambiente que es un oasis en una Semana Santa totalmente desbordada de público y jaleo, y un nivel de cocina estimable. Me encantaron las costillas de atún con unas muy ricas papas revolconas acompañándolas. Tendrían que darle una vuelta a ampliar los vinos por copas y revisar un poquito algunos precios.
![]() |
Ensaladilla de bogavante de MAYO |
Doña Emilia, así
de entrada, me gustó mucho. El local es muy agradable, las maderas claras siempre
son un acierto. Me encantó la gran cubitera de metal brillante llena de vinos
para copear, por cierto de la carta de vinos, hay que tener cuidado con los
textos, no entiendo que en un local que acaba de abrir y, supongo, se han
gastado una pasta en todo, nadie revise los fallos en algo que va impreso y
para bastante tiempo. Sorpresa, lo dije al principio, que en Doña Emilia
funcionen por tapas y platos, eso está bien y da posibilidad de probar varias
cosas en una sesión. Todo aceptable, salvo el tamaño de las tostas, que por su
enunciado y precio te esperas otra cosa y cuando llega a la mesa es un trocito
de pan minúsculo. Por lo demás, me gustaron bastante los raviolis de gambas y boletus, también el clásico huevos rellenos de Mayo.
No he hecho fotos, porque espero volver para una segunda
impresión y probar más cosas, además que hay que desconectar y a veces,
simplemente disfrutar de la comida y la compañía.
Comentarios
Publicar un comentario