Venías de paso

Venías de paso , no estaba prevista la permanencia. Te quedaste, y no dije nada, no podría decirlo, me dejaste sin habla. A lo nuevo y placentero no se le ponen peros, ni al alba ni al ocaso, aunque no sepa muy bien si el amanecer promete o si el atardecer es una pequeña y bella muerte. ¿Qué más daba? Si era el final de mi carrera de lo que en la vida me esperaba, no hay mejor final, si es un principio, que lo es, no me importa el tiempo, porque el tiempo es más corto o más largo según lo llenes de vida. La rutina es interminable, como un camino de tierra al sol de agosto, en cambio, la aventura de descubrir tu cuerpo, de descubrir cada recodo de tu ser interior, es un vértigo, una vorágine futurista y animal, siempre dinámica. Las tiernas horas de la noche en el blanco reposo de tu cama, los rayos cruzando el cielo rojo y negro sobre la falda del monte, tormenta desde tu ventana y tu almohada. Las pisadas almohadilladas de tu gato blanco y negro, ...