Bodegas Puente del Ea, riojas con guiño francés
Cinco vinos, un blanco, un rosado y tres tintos, fueron los que, acompañándose de cinco platos de la casa, presentaron el Director de la Bodega, Rodrigo Madrid, y el enólogo supervisor, el francés, Julian Viaud. Todo perfecto, aunque la cristalería para la cata no fue la mejor posible desde luego y los platos… bueno, hoy toca hablar de los vinos de Puente del Ea.
Julian Viaud y Rodrigo Madrid |
Y hay que reconocer que los vinos de Bodegas Puente del Ea son bastante correctos, mostrando un perfil
riojano personal y, sin duda, actualizado en cierta forma. Pero vayamos uno a
uno.
¿Tiene sentido hacer un blanco fermentado en barrica que no
lo parezca? Blanco Obar 2023 es
verdad que muestra una cierta untuosidad que un joven elaborado solo en
inoxidable no es normal que muestre, pero tanto en nariz como en boca es poco
expresivo, porque aunque se acuse a la viura de ser un varietal bastante plano,
he probado riojas blancos de viura frutales y gustosos, de mucha calidad.
Mejor el rosado, Saiaz
2023. Un vino inspirado en los pálidos rosados de la Provenza, solo macera
con los hollejos entre 4 y 6 horas, según Julian Viaud, los mejores del mundo.
Algo más expresivo, el caramelito de fresa está presente, fresco y con buena
acidez. Su untuosidad nos habla del trabajo con lías, haciendo batonage durante 6 meses.
A pesar de que Rodrigo Madrid nos habla de la superación en
los vinos de esta bodega del “modelo clásico riojano”, los vinos hablan de
Rioja, lógicamente los terruños y los varietales marcan, si bien es verdad que
aparecen en cuestiones organolépticas, cercanos a riojas de corte más “moderno”.
El primero de ellos es Saiaz de Puente del Ea 2019, un 100% Tempranillo con 12 meses de crianza en roble. Todo el parque de barricas de la bodega es de madera francesa, nuevas y seminuevas. Y la verdad es que este vino contradice un poco ese discurso “anticlasicismo”, pues el vino es un buen equilibrio entre frutas rojas maduras y maderas elegantes. Un vino que aún está madurando en botella, hay un indudable encuentro entre esa Rioja clásica y otra más actualizada, por decirlo de alguna manera.
Coraz de Puente del
Ea 2019 a mí me pareció el más equilibrado de la cata, al menos tal como
están estos vinos a día de hoy. Potente y concentrado, presenta un color
granate oscuro, fruta madura y un paso de boca con amplitud, untuoso, vivo y
largo. Crianza de 18 meses en barricas, más otro tanto en botellero.
Por último, y con el postre, lo mejor del menú por cierto,
llegó a las copas el Coraz Finca La
Esclavitud 2019. Paraje de viñas viejas en torno de una vieja ermita, de
cuyas uvas tan solo salen 2.333 botellas. Dos años de barricas y otro tanto en
botellero antes de salir al mercado, para un vino que habrá que revisitar en
unos meses. Granate oscuro. Algo cerrado en nariz, va desplegando aromas de
frutas muy maduras. En boca tiene frescura, a la vez que cuerpo, densidad con
elegancia. La aireación en copa lo va mejorando durante la cata.
En definitiva un proyecto interesante que habrá que seguir.
Un almuerzo muy reconfortante, por los vinos catados y por la ocasión de compartir
mesa con tan buenos amigos, profesionales del mundo del vino sevillano.
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