Triana, 50 años. Cuando el rock se quebró en un quejío

En La Voz del Guadalquivir sonaba por la noche ‘El show de Paco Sánchez’. Yo tenía en mi entonces dormitorio de soltero de la casa familiar, un transistor en la mesita de noche, allí oía, además de las canciones que nos traía el amigo Paco Sánchez, con todos esos LP’s que nos llegaron a través de las bases americanas, las locuras cinematográficas de Carlos Pumares en ‘Polvo de estrellas’ o las enigmáticas crónicas paranormales de Juan José Alés en ‘Medianoche’. Recuerdo todavía una noche en la que Paco Sánchez advertía a sus oyentes para que estuviéramos atentos a un nuevo cantante que se estaba poniendo de moda en Estados Unidos, el fulano se llamaba (y se llama) Bruce Springsteen.

Era también la época del rock progresivo. Jazz y música clásica influenciaron al rock & roll para crear esas cuasi sinfonías que rompieron con creces la barrera de las canciones de 3 minutos. Largas, orquestadas, con profusión de música electrónica y de letras muy curradas. En el Nicolino, en aquel Patio de San Laureano entonces abierto a todos, bebíamos botellines de cerveza y escuchábamos a Emerson, Lake & Palmer (esa ‘Fanfarria para el hombre común’, ufff), los teclados de Pink Floyd, que tanto influenciaron a Jesús de la Rosa, como las cosas de los primeros tiempos de King Crimson ¿Y qué me dicen de ese potente rasgueo de guitarra eléctrica con el que se inicia el ‘Aqualung’ de Jethro Tull?, el de la flauta mágica. Músicas algunas que luego nos sonaron a veces a sintonías de programas de televisión, que se lo digan a Mike Oldfield y sus ‘Tubulars Bells’. 

Todo esto y más fue el magma musical que les calentó los motores a Jesús de la Rosa y a Eduardo Rodríguez Rodway para gestar en 1974 el grupo Triana. Teclados sicodélicos y guitarra española, coctel estratosférico al que le faltaba la guinda de unas percusiones que fusionarían de manera magistral los compases de unas bulerías con el ritmo del rock & roll, y para ello los dos músicos sevillanos llamaron a uno de El Puerto de Santa María, se llamaba Juan José Palacios, pero para la historia del rock español es “Tele”.

Lo demás ya es leyenda de la música. El primer LP, ‘Triana’ (1975) que todo dios conoce como ‘El Patio’, con ese ‘Abre la puerta’ o ese ‘En el Lago’. La maravilla de ‘Hijos del agobio’ (1977) con la magnífica ‘Señor Troncoso’ y esa portada magistral de ecos bosquianos de Benito Moreno. Y culminando una trilogía mágica del primer periodo de la banda, ‘Sombra y luz’, donde el jazz y la guitarra eléctrica se funden con los aires trianeros para dar el álbum más experimental del trío.

Dos álbumes más en su segunda etapa. ‘Un encuentro’ (1980) con ese superhit que fue su mayor éxito comercial ‘Tu frialdad’. ‘Un mal sueño’ (1981) y su ‘Noche de amor desesperada’. Y como un mal sueño, una lluviosa noche de Octubre de 1983, se truncó la vida de Jesús de la Rosa en una carretera de Burgos. Su voz clara y racial, su eco profundo sobre sus eternos teclados, vivirá para siempre en la historia del rock sevillano, andaluz, español, de la humanidad.

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