Hay carteles, ay Sevilla

Presentación cartel Semana Santa
Foto: Mauri Buhigas para lavozdelsur.es













Los que se rasgan las vestiduras con el recientemente presentado cartel de Semana Santa del Consejo General de Cofradías, quizás no hayan reflexionado sobre ciertas cuestiones que afectan a lo que es o debería ser, al fin y al cabo, una protestación pública de Fe. No voy a entrar en los comportamientos internos de las cofradías, pero un detalle de algo que también levanta pasiones en el mundo cofrade si me llama la atención: nadie cuestiona nunca a un pregonero que no lleve una vida precisamente en las líneas que marcan los preceptos de la Iglesia católica.

Los carteles se han convertido en un recurso muy sevillano de dialéctica entre bandos, esa “polarización” que está tan de moda. Pasa con el cartel de los toros, ha pasado muy recientemente con el de la Bienal de Flamenco, del que hablaré más adelante y con el de Semana Santa, que ha levantado un tremendo revuelo en las redes.

'Cristo sostenido por dos ángeles'
Giovanni Santi

Es curioso ver como los hooligans de uno y otro bando, vamos a llamarles a unos “conservadores” (para que no se me cabree nadie si digo rancios, calificativo por otra parte que muchos de ellos llevan a gala) y progres por el otro lado. Ante el cartel de Salustiano García los primeros han puesto el grito en el cielo, nunca mejor dicho, haciendo campaña virtual para que incluso se retire la obra de la difusión pública, los otros, por lo general menos exagerados, argumentando desde su punto de vista de ese mantra progre llamado “actualización de las tradiciones”, expresión ante la que se partiría de risa la difunta monarca británica. Aunque algunos si excretan su bilis también, incluso llegando al insulto hacia la otra parte.

'Noli me tangere' Il Correggio
A mí el cartel me parece de una ejecución técnica magnífica, con un fondo rojo que contribuye a resaltar la imagen central a la que se quiere poner como absoluta protagonista y no voy a caer en que si el rojo es cuaresmal o no y detalles de esos que tanto gustan a los “capillitas” que debaten en las barras de los bares sobre el matiz de celeste que deben tener las flores del palio. Personalmente, en cuanto a la pintura religiosa en general, prefiero que los personajes de la divinidad transmitan mayor trascendencia y majestad. 

El Cristo del cartel es un joven de belleza un tanto andrógina y quizás demasiado juvenil, dudo mucho que Jesús tuviese las cejas depiladas, aunque por otra parte tenemos muestras en la historia del arte de cristos con esa factura apolínea donde los rasgos son suaves, cuerpos muy blancos y poco musculados y los rostros un tanto andróginos, recuerdo así al pronto resucitados italianos del tema <Noli me tangere>, como el de Correggio o el <Cristo sostenido por dos ángeles> del padre de Rafael de Urbino, Giovanni Santi y, del mismo Rafael, su <Cristo bendiciendo>.

'Cristo bendiciendo' Rafael Sanzio
Puedo entender a los que argumentan que esta imagen está fuera de la iconografía barroca tradicional de Sevilla, que les puede parecer un tanto irreverente por su contemporaneidad de chico aseado y modernito. Por otra parte, no solo de Barroco está hecha nuestra Semana Santa, pongamos unos ejemplos: la primitiva estética del Cristo gótico de Vera Cruz o la serena elegancia del Manierismo del Cristo de Burgos.

Quizás como dicen algunos, todo esto se solucionaría volviendo a los carteles de esas maravillosas fotos que tantos buenos fotógrafos locales hacen sobre nuestras imágenes procesionales. Tal vez el actual Consejo, en su afán de notoriedad y emulando a otras corporaciones, debería hacer un gesto de humildad cristiana y no ir más allá de lo que un cartel anunciador de nuestra Semana Santa requiere.

Y pasemos al flamenco: <<En los carteles han puesto un nombre que no lo quiero mirar>> cantaba la gran Juanita Reina con la letra de los geniales maestros, Quintero, León y Quiroga. 

El gran pintor, Miquel Barceló dista mucho de ser un Francisco Alegre, el de Felanitx no es precisamente la alegría de la huerta, es lo que tienen los grandes artistas, que la mayoría son muy suyos, este no ha querido venir a hacer faena en Sevilla, como bien explicaba Carlos Navarro Antolín en un artículo al hilo de la presentación por parte del Ayuntamiento del cartel que el mallorquín ha realizado para la Bienal de Flamenco.

El tema de los carteles, ya lo he dicho, siempre da que hablar en Sevilla, si son muy modernos siempre hay quien dice que son garabatos y simplezas por el estilo de “eso lo pinta mi hijo de cuatro años”. Y si son muy clásicos que lo de rancio y que no salimos de lo mismo, la media verónica de Curro para la pared del Bar Sol y Sombra, 6 bravos toros 6. 

Presentación cartel Bienal de Flamenco
Miquel Barceló
Lo de Barceló suena a que haya sido un exabrupto un punto cateto y de nuevo rico de la Casa Grande de la Plaza Nueva, que, con los vaivenes que están teniendo en el tema cultural y las críticas que llevan cosechando al respecto desde que llegaron al poder municipal, parece que hayan dicho: “¿Con qué no hacemos bien la cosa de la cultura? Pues venga, el pintor más caro y cosmopolita que haya, que nos va a hacer el cartel de la Bienal, con dos pinceles”. Aquí siempre con el “Hagamos una Iglesia tal y tan grande que los que la vieren labrada nos tomen por locos”.

Mira que hay tradición cartelista en España. Los artistas de las vanguardias surgidas en el primer cuarto del siglo XX, tomaron partido en la Guerra Civil por uno u otro bando y surgieron de su creatividad estupendos carteles de ambos lados que forman un magnífico muestrario del arte más innovador de la época. Comunistas, anarquistas y falangistas, principalmente, parieron obras maestras de la cartelería hispana. Entonces ya se demostró que, a la digamos derecha moderada, monárquica, burguesa, liberal y capitalista, lo del arte le importa poco más allá de los retratos de los antepasados, las escenas de cacerías, los bodegones con perdices y faisanes colgando y las escenas de batallas. 

Los carteles, bueno es siempre recordarlo, no son cuadros, son gritos en la pared, son llamadas de atención, que te informan y te interpelan para que te intereses por el asunto que anuncian. A veces incluso señalándote directamente con el dedo, como la famosa imagen del Tío Sam llamando a los norteamericanos a filas en 1917. Vemos, una vez más, que las guerras han sido buen motor para el ingenio cartelero.

Otra cuestión a debate es si las administraciones locales, deben de encargar a dedo un cartel para anunciar un acontecimiento público o si se debe hacer un concurso abierto. Ítem más: ¿se debe contratar a un artista local o que el concurso en cuestión sea restringido a los artistas locales para fomentar la promoción de los valores artísticos sevillanos? Artistas en Sevilla los hay muchos y buenos, aunque obviamente la contratación de una relevante figura internacional es un mayor altavoz para según qué eventos.

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