La gracia de la Graciano y otras cosas memorables

Suelo ver cada año a Carlos Reyes, Director Comercial de Bodegas Baigorri, en el Salón Peñín de los Mejores Vinos de España. Como soy fan de los vinos de esta bodega, le dije a Carlos en su stand de tan magnífico salón de vinos, que me diera algo especial, así conocí Baigorri Belus. Como las cosas bellas de la vida sientan mejor si son compartidas con buena gente a la que quieres, di al alerta a unos amigos, una especie de pequeña tertulia enogastronómica donde nos convocamos para probar algún vino especial (la cosa comenzó con la manzanilla Carmen Viejo de Zuleta y parece que se va a institucionalizar, siempre que haya un vino que merezca la pena) y nos fuimos al barrio de El Porvenir de Sevilla para disfrutar, una vez más, de la buena cocina del Restaurante Don Matteo, que es como el salón grande (muy bonito por cierto) de la Bodeguita Los Caracoles, donde sus escasas mesas altas, en tan acogedor espacio, se cotizan mucho. Un lugar donde no solo se come bien, sino que sales con esa sensación de satisfacción de cuando recibes un trato excepcional, grandes profesionales de sala. 

Vamos al vino protagonista. Preparamos para la cita dos botellas de Baigorri Belus 2019. La peculiaridad de este tinto de la Rioja Alavesa es que está elaborado principalmente con uva Graciano (85%) además de Tempranillo (10%) y garnacha (5%) Este coupage inusual hace que sea un vino diferente a los demás baigorris, elaborados fundamentalmente con Tempranillo. El varietal Graciano se emplea usualmente en pequeños porcentajes para riojas de reserva y gran reserva a los que les aporta su intensa estructura, personalidad y capacidad de buen envejecimiento. Viñedos viejos de más de 65 años que dan unas uvas con las que se elabora un vino realmente excepcional. Frescura y elegancia en un vino que ya impacta por su color, una capa guinda intensa de reflejos rojizos. Tras la fermentación maloláctica el vino reposará 14 meses en barricas de roble francés nuevo. Una sabia elaboración que se nos revela nada más acercar la nariz a la copa, donde nos embriaga un aroma de fruta fresca madura y notas del tostado de la madera de calidad que nos transmiten una sedosa sensación de sensual elegancia.

Este Belus 2019 está en boca redondo, opulento, untuoso, cómo destacó con la muerte por foie de Don Matteo, con un magnífico cochinillo sobre migas caseras o con las impresionantes albóndigas de Angus con salsa de setas ¡vaya salsa! Sin duda el mejor maridaje tras el apoteósico foie. Unos platos a la altura de un vino fresco y largo. No desentonó tampoco con unas untuosas pochas con bogavante, ni con un menudo casero donde había más manitas que menudo, jugoso y con sabor. Previamente, con la cerveza imperdonable de bienvenida, habíamos probado unos muy ricos mejillones al vapor que en la casa tienen un toque especial. 

Con los postres llegó un invitado especial, digamos, empleando el argot musical de los discos, un original bonus track, por obra y gracia de los amigos de Martina Trader. Un espumoso de Montilla – Moriles de Bodegas Pérez Barquero. Es curioso porque en la misma semana he conocido el magnífico vermut de esta bodega cordobesa y ahora este Pérez Barquero Brut Nature G1. Un espumoso de edición muy limitada que también nos engancha por su originalidad, ya que parte de uvas blancas de Pedro Ximénez y realiza una segunda fermentación en la botella, según el método tradicional, con levadura autóctona de velo de flor, llamada G1, que se aisló en la primera mitad de los años 80. Para acompañar este espumoso de color oro brillante y notas de flores blancas y fruta de hueso, muy fresco con un punto final de amargor, dos postres de la casa: una imponente Milhojas con nata, todo un alarde de finesa y sabor. Y una más contundente, pero también muy sabrosa, Torrija con helado de turrón, un espectáculo.

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