‘En agosto nos vemos’, un García Márquez menor

Indudablemente la publicación de cualquier escrito de un grande de la literatura es un acontecimiento de primer orden para el mundo cultural. La novela ‘En agosto nos vemos’ (Random House, 2024) publicación póstuma del premio nobel de literatura, Gabriel García Márquez, es un acontecimiento de primer orden literario, pero que no ha estado exento de una encendida polémica, puesto que el autor consideraba en vida que esa obra no es ya que no estuviese terminada, sino que incluso no la consideraba digna de que viera la imprenta por su calidad literaria que él mismo tenía por inferior a sus anteriores obras publicadas.

La iniciativa de sus herederos de editar y publicar ‘En agosto nos vemos’ se intenta justificar en un breve prólogo que firman al alimón los hermanos, Rodrigo y Gonzalo García Barcha, hijos del autor colombiano. Se refieren, en cuanto al estado de su padre en esos últimos años, al “desvanecimiento de sus facultades mentales”, para de alguna manera soslayar la frase del creador de la obra sentenciando: “Este libro no sirve. Hay que destruirlo”. Diez años después de la muerte de “Gabo”, han tomado la decisión de publicarlo, a pesar de que efectivamente reconocen que “el texto no está pulido como lo están sus más grandes libros”, pero aun así creen que “el texto tenía muchísimos y muy disfrutables méritos” y, justificando literariamente con varios argumentos más esos méritos, proceden a darlo a la imprenta por “anteponer el placer de sus lectores a todas las demás consideraciones”.

El libro en sí es una novela corta, 122 páginas en su edición actual, que se lee fácil y rápido. Aunque consta que es una obra inacabada, entiendo que lo es más por pulir el texto, aunque se dice en el epilogo del editor que es la quinta versión, que por la historia en sí que, más o menos, si termina (no se sí por mano del autor). Es cierto que hay reiteraciones de frases que chocan en un gran escritor y que dan al relato un aire de borrador por corregir. Pero indudablemente, y como no podía ser de otra manera, la prosa es de calidad sin alcanzar, ya se dijo, las cotas de genialidad de sus grandes novelas.

La historia en sí tampoco tiene mayor trascendencia, un juguete seudoerótico que, eso sí, las mentes preclaras podrán justificar de mil acostumbradas maneras: mujer que se busca a sí mismo, expresión de una mujer madura que busca su libre camino… y mil zarandajas más de ese porte, cuando en realidad lo que tenemos es a una señora que, con la excusa de la visita anual a la tumba de su madre, se dedica a tirarse al primero que se liga cada temporada. Un adulterio que parece no afectar a su matrimonio, en principio feliz, aunque incluso se plantee que si lo hace una vez al año en su viaje, por qué no hacerlo regularmente en su vida cotidiana. Supongo que este sería un tema a desarrollar si la novela hubiese tenido mayor recorrido, al igual que lo hubiese tenido probablemente otra línea argumental, la revelación, al final, de la misteriosa historia de la madre muerta.

Con todo lo cual, para los amantes de la literatura en general y para los de García Márquez en particular, entre los que me encuentro, un nuevo libro del “mágico” escritor de ‘Cien años de soledad’ o ‘El amor en los tiempos del cólera’, es un acontecimiento a celebrar.

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