Se está celebrando este lunes 16 y martes 17 de Octubre, en
las instalaciones de
FIBES Sevilla,
la feria- congreso gastronómico,
AUTÉNTICA
PREMIUM FOOD FEST 2024. Con el doble de extensión que la primera edición
del pasado año, este evento que ha sustituido, en el tiempo y en el espacio, a
Andalucía Sabor, está aún por definir sus contenidos claramente, me explico.
No es un congreso estrictamente regional. Aunque detrás del
asunto está la
Junta de Andalucía,
con su marca
Gusto del Sur. La zona
de muestras acoge stands de otras zonas de España e incluso extranjeros. Por
ejemplo este año es llamativo el gran stand de productos marítimos gallegos.
Tampoco hay una clara definición en las numerosas ponencias, debates, cocina en
directo y otros actos que, por cierto, se anuncian en el programa de forma un
tanto criptica y caótica, una confusión a la que contribuye la diversidad de
escenarios y la titulación de los actos. Ello sin que apenas comparezcan
grandes estrellas mediáticas de la gastronomía, ni local, ni nacional.
La feria, llamémosla así, parece que de momento se decanta
por los distribuidores de alimentación para hostelería. Por ejemplo son
significativas las presencias, en magníficos stands siempre llenos de público
profesional, de empresas como
Makro,
que si apuesta por el producto fresco (verduras, pescados y carnes) o las
sevillanas
Ostrea Sur y
Picking Market, por cierto, esta última
promotora de algunos interesantes eventos como el 8 manos que, con cortes de
carnes poco habituales de la firma
La
Finca, protagonizaron el lunes los chefs sevillanos,
Paco Ybarra,
Tue García
y
los javieres, Abascal y Vargas. No
faltó el habitual ronqueo de atún. También se contó con la cocina en directo
del televisivo chef,
Enrique Sánchez.
Volviendo a la representación de firmas andaluzas, señalar
la presencia de la Asociación Landaluz.
Naturalmente no podía faltar un stand de Cruzcampo,
lleno a la hora del aperitivo (por cierto, habrá que hablar de esa moda del
vaso de sidra a la mitad). El stand de Gusto
del Sur, promotor del evento, es un espacio un tanto desangelado,
normalmente vacío, de gente y de contenido.
Los del vino echamos de menos mayor representación del
sector, donde solo pudimos ver un córner en Landaluz de la sevillana
Bodegas Góngora, con sus peculiares
nuevos vinos y etiquetas. Curiosamente la presencia más llamativa de vinos está
protagonizada por un productor de Txacolí vasco y por la bodega de Ribera de
Duero,
Cepa 21, donde tuve la suerte
de catar sus vinos con
Carlota Moro,
hija de José Moro, propietario de la magnífica bodega vallisoletana, atención a
su
Horcajo 2018.
Por lo demás la agradable peregrinación por los stands
probando alguna que otra cosa, donde lo mejor es el encuentro con muchos amigos
y el cambio de impresiones con profesionales de todos los perfiles del sector
gastronómico y hostelero. Me acordaba de un reciente artículo de Carlos Navarro Antolín a propósito de
la moda de las patas de pulpo, viendo en un stand los productos de una empresa
del ramo, y el auge de precocinados y la llamada quinta gama, protagonistas de
la muestra frente a la ausencia clamorosa de suministradores de los grandes y
numerosos productos frescos que da nuestra tierra, un debate que da para mucho.
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