Vinos de Colares, joyas escondidas de Portugal
Colares es una pequeña denominación vinícola cercana a
Lisboa. Sus vinos son minoritarios, por escasos y por sus características tan
personales. Viñedos que crecen en arena de costa, con viñas muy viejas, que,
precisamente por las características de sus suelos, se libraron de la plaga de
filoxera que azotó el viñedo europeo en la segunda mitad del siglo XIX.
Colares Malvasía 2015 es un elegante blanco de un brillante color amarillo dorado. En nariz se aprecian recuerdos de frutas de hueso, flores blancas y un toque mineral que recuerda a su hermano tinto. Muy buena acidez en boca, fresco y con cierto cuerpo. Mineral, con ese toque de cántara de barro (esa sensación terrosa de setas que nos daba el tinto). Al final cierta sensación especiada, como de pimienta rosa aromática. Un blanco extraordinario, fresco, elegante, glicérico, aromático, con ese toque exótico de la Malvasía. Lo maridamos con una gran corvinata al horno, con fondo de patatas panaderas y cebolla.
Gracias a la gestión de una buena amiga, he conseguido una
botella de Colares Ramisco 2012,
tinto, y una del blanco, Colares Malvasía
2015. Vinos ambos de Quinta das
Vinhas de Areia. Vinos muy exclusivos que solo crecen en unas 33 hectáreas
de viñedos en la costa atlántica al norte de la capital lusa. Comencemos por el
tinto.
Colares Malvasía 2015 es un elegante blanco de un brillante color amarillo dorado. En nariz se aprecian recuerdos de frutas de hueso, flores blancas y un toque mineral que recuerda a su hermano tinto. Muy buena acidez en boca, fresco y con cierto cuerpo. Mineral, con ese toque de cántara de barro (esa sensación terrosa de setas que nos daba el tinto). Al final cierta sensación especiada, como de pimienta rosa aromática. Un blanco extraordinario, fresco, elegante, glicérico, aromático, con ese toque exótico de la Malvasía. Lo maridamos con una gran corvinata al horno, con fondo de patatas panaderas y cebolla.
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