Bodegas Salado, la nueva generación
Bodegas Salado se ha propuesto, y lo está consiguiendo con sus nuevos vinos, reivindicar el protagonismo de la uva aljarafeña por antonomasia, la Garrido Fino. Para ello han reducido la superficie de viñedo propio a 15 hectáreas, eliminando las variedades foráneas, dejando solo la blanca uva autóctona y una parte para la también blanca, Pedro Ximénez. Junto a ello, la tendencia al cultivo ecológico y la bajada del rendimiento por cepa para mejorar la calidad del grano.
Los viñedos en el término de Carrión de los Céspedes, la Finca las Yeguas, en el extremo
occidental del Aljarafe, lindando ya con el Condado de Huelva, se benefician de
los vientos frescos de Poniente que llegan desde el Atlántico y se encuentran
con la altura de Sanlúcar la Mayor, que hace de tope a dichos aires.
Todo ello nos lo contó en una cata celebrada en la coqueta
tienda Vinalium de Triana, Fran León, ahora en su nueva etapa
profesional integrado en la bodega familiar. Nos comentó también las obras que
se han iniciado en el casco de bodega, que tendrá nuevos espacios, incluida una
cava para colección de añadas por expreso deseo de Francisco Salado. Quedamos
emplazados para una visita en cuanto esté todo a punto.
La cata en sí nos mostró los interesantes trabajos que se
están realizando con nuevos vinos basados en la Garrido Fino, con las investigaciones al respecto del enólogo, Juan Alberto González. Comenzamos con
el Umbretum Reserva de Familia 2019,
un espumoso 100% Garrido Fino con un pequeño porcentaje de una vieja solera de
un vino tipo amontillado, para darnos un intenso amarillo dorado que en nariz
muestra recuerdos de levaduras y fruta como la pera, en boca es fresco,
trayendo en sus notas finales la presencia del amontillado. Una tirada de tan
solo 1.000 botellas, cifra expresiva de la nueva filosofía de Salado, que he descrito
más arriba.
En esa línea, de su espumoso más popular, el Umbretum Brut Nature, ofrece la bodega
tan solo unas 5.000 botellas de la añada 2020. Un vino blanco que permanece 6
meses en botas de 500 litros, para reposar en botellero posteriormente unos 24
meses. El resultado un brillante color amarillo pálido de tonos dorados, que
despliega en nariz notas tostadas y minerales de la caliza tierra albariza muy
elegantes. En boca notamos un frescor de carácter un tanto salino.
Otro vino muy peculiar el FI Oxidativa, de un intenso color amarillo dorado de reflejos
verdosos que recuerda colores de un aceite de oliva. Un 100% Garrido Fino con
unos 15 meses de permanencia en botas de roble. Despliega notas de velo flor en
nariz, recordando en el paladar las características organolépticas de un incipiente
estilo a lo palo cortado, con frescura.
Por último, llegó a la copa la segunda añada del blanco Finca las Yeguas, la 2020. Una añada más fresca que la
primera, perdiendo aquella elegancia de blanco fermentado en barrica que
mostraba el anterior, buscando en esta edición y en el trabajo con las lías, mayor
frescura y ligereza en el paso de boca y menos madera.
Una nueva etapa para Bodegas
Salado y, con ella, para los vinos del Aljarafe sevillano, con un gran reto
por delante, el de transmitir al gran público en general y a la hostelería en
particular, el gran nivel de estos nuevos vinos y el gran trabajo que se está
realizando en la bodega para que sus botellas lleven dentro la voz del terruño
y la singularidad de sus viñedos.
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