Nueva y bonita casa para el restaurante Cal Viva
Leo Ramos, tras traspasar su coqueto restaurante en el barrio de Los Remedios de la capital sevillana y pasar un tiempo fuera de Andalucía, volvió a su tierra y decidió, creo que con valentía y riesgo por la apuesta, abrir un nuevo restaurante en su localidad natal, el sevillano pueblo de Morón de la Frontera.
Dicho restaurante se traslada recientemente a una nueva sede, en otro giro que también puede parecer arriesgado, localizarlo en el entorno de un polígono industrial. Toda duda se disipa al entrar en Cal Viva, Restaurante – Enoteca.
Un espacio amplio, elegante, con una cocina vista, desahogada, un salón cómodo, un reservado lleno de arte, con las fotografías de Manuel Gil, Director del Museo de la Cal local y, en todo el espacio, las originales piezas cerámicas realizadas con cal y estuco.Una enoteca a la vista nos habla del interés de la casa por
el mundo del vino, de hecho, tanto el mismo Leo Ramos, como el jefe de sala y también sumiller de origen limeño,
Julio Domínguez, son profesionales
formados en el mundo del vino, de ahí las originales etiquetas que podemos
encontrar en su bodega y la intención de poner en marcha un club de vinos con
selecciones mensuales tematizadas.
Bonitos platos y buenas copas de la firma Schott – Zwiesel visten las mesas y nos sirven para disfrutar
el menú degustación que nos ofrece Cal Viva, “Omakase Homenaje” lo llaman, o sea, lo que quiera el chef, escrito
en el buen sentido, platos de la semana elaborados con productos de temporada y
mercado. Los fuera de carta son norma.
Terminamos con dos postres, unas muy ricas Gachas de naranjas, con un muy agradable
y refrescante punto cítrico. Y una muy rica Tarta
de queso e higos, muy buen colofón que
un servidor acompañó con una copa de brandy de Jerez. Merece la pena el viaje.
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